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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de José Baquíjano y Carrillo
es que cuando recibí las declaraciones a los que componen dicho gremio co-
nocí no llevaban estos puntual razón, ni cuenta de sus ventas; porque en la
realidad estaba yo bien instruido de la venta que cada individuo hacía en su
hacienda poco más o menos por las noticias que secretamente adquirí así en
este gremio como en todos los demás para proceder en mi comisión con pleno
conocimiento según las órdenes que para ello tuve de la referida real Junta y
especialmente del Administrador general de la real Aduana, que tanto ha pro-
pendido sin pérdida de instante al mayor esclarecimiento en todos los asuntos
de esta naturaleza, con incesante celo al mayor aumento del real haber; pero
con todo lo expuesto y practicado no se pudo esclarecer la mayor venta que
hacían los de este dicho gremio como al presente para informar a vuestra ex-
celencia. Los frutos que se cosechan en dichas haciendas se venden en ellas,
y se traen a esta ciudad a vender son los siguientes: Alfalfa, camotes, papas,
zapallos, yucas, maíz, frijol, trigo, paja, cebada, leche, leña y caña quemada,
aceite, aceitunas, cebollas, coles, lechugas, ajíes, tomates, y de los trapiches,
mieles azúcares, alfeñiques, raspaduras y guarapos. De las caleras, cal y ladri-
llo y asimismo alfalfa que venden en pastos en sus haciendas a mulas, ganado
mayor y menor de Castilla y burros de capachería.
Los frutos que no se venden en la plaza son los siguientes: Entran por
las puertas de esta capital y se consumen en el pueblo de Bellavista, playa y
presidio del Callao ocho mil y quinientas cargas de alfalfa más o menos diaria-
mente, según la noticia adquirida por los guardas de las puertas y garitas, y yo
personalmente he visto y contado en estos lugares que ajustada la cuenta por
solo ocho mil cargas a real, son mil pesos diarios, y el resto de quinientas más
o menos se debe considerar por aquella que los dueños de haciendas destinan
para el consumo de las caballerías de sus casas, y suman anualmente trescien-
tos sesenta y cinco mil pesos. Esta cantidad de ocho mil y más cargas de alfalfa
que entran por las puertas de esta ciudad se experimentó en el año pasado de
mil setecientos, cincuenta y cinco cuando se tomó razón de orden del señor don
Pedro Bravo de Castilla, oidor que fue de esta Real Audiencia como aparece del
Libro que escribió con el título de Voto Consultivo, que corre su demostración
al folio doscientos cincuenta y nueve, en tiempo que habían menos caballerías
por no haber tan crecido número de forlones y caleras como al presente que
precisamente ha de haber más venta en este, que en aquel tiempo.
Se vende de alfalfa en las haciendas a cincuenta mil mulas de entrantes
y salientes que conducen efectos a esta real aduana, azogues y carta cuentas
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