Page 607 - Guerrillas y montoneras durante la Independencia - Vol-6
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Guerrillas y montoneras durante la Independencia
            de la mano Libertadora, y que acompaño en copia bajo el numero 12. Ella és la
            ultima espresion de la verdad, y el testimonio de mis constantes sentimientos;
            tal és también la parentación que en honor de las victimas de Junin pronuncié
            en la Iglesia de Tarma y acompaño bajo el numero 13. Si carece de amenidad
            retorica, y de un estilo fluido y brillante, le sobran producciones de aquel gus-
            toso enagenamiento que causa el gose de un bien inesperado, y correr el velo
            á una dominación tiranica, y á las ventajas que reporta un gobierno racional y
            cristiano, lo cual unido al donatibo de cincuenta pesos en circunstancias de no
            haberse atrevido ningún sacerdote á proferirla, por haberse intimidado con la
            aproximación de los enemigos, son las muestras que vertió mi reconocimiento,
            como lo justifican los documentos que aparecen de los números 14, 15, y 16.
                    Como Ondores debia llevar la primera de mis atenciones, imploré
            de Su Excelencia el Libertador su reedificación, quien con sabio acuerdo me
            remitió al Ministerio, y éste lisongeó mis esperanzas con la proteccion del
            Gobierno Supremo: alagado de tan risueña promesa, aproveché la oportuni-
            dad de la comitiva del Ilustrisimo Señor Gran Mariscal General en Gefe del
            Egercito Libertador Antonio José de Sucre, que se trasladaba al Cerro, para ir
            personalmente á Ondores á buscar mis feligreses, consolados de sus pasadas
            desgracias, y á congratularlos por su libertad. Arreglé bajo el orden posible
            cuanto pertenecía al culto, y al pasto espiritual, que encargué al Inter de Pari
            con secion absoluta de proventos. No satisfecho con esto reproduge mis cla-
            mores al Ministerio, y á Su Excelencia cuando se dirigió á la Costa, alcanzando
            de su beneficencia que se me repitiera el compromiso de ausiliar mi Doctrina
            con las mas proficuas providencias a su repoblación. Entonces repetí mis visi-
            tas á Ondores, recibiendo el placer de que Vuestra Señoría huviese sido testigo
            presencial de una parte de los trabajos, que sufri en la escursion Apostólica, y
            de las preces que dirigí á un Religioso para que administrara mi feligresía, sin
            haber conseguido otro fruto que su repulsa.
                    No se diga, que el partir de mi Doctrina los degé sin Sacerdote, el ofi-
            cio del Doctor Fray José Luis González, y la carta del finado Doctor Don Ta-
            deo Valverde que manifiesto bajo los números 17, y 18 prueban incontestable-
            mente mi anelo en que no les faltase los consuelos espirituales, y en el tiempo
            de mi libertad, a mas de las temporadas en que por mi mismo los hé asistido,
            hé consultado que un Ministro estubiese al cuidado de aquella Grei, que me
            há ocasionado innumerables fatigas por la desolación del Pueblo, falta de toda
            clase de recursos, intemperie, y rigor de las estaciones, que hé resistido por



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