Page 605 - Guerrillas y montoneras durante la Independencia - Vol-6
P. 605
Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Guerrillas y montoneras durante la Independencia
ó con incidiosas preguntas: otros que miraban mi presencia con odio insopor-
table, maldecían su gobierno pues me permitía entre ellos, y otros sin respetar
mi sagrado caracter, con osada impavidez, me colmaban de dicterios donde
quiera que estubiese.
Este prolongado martirio ¿quien podría tolerarlo sino un verdade-
ro amante de su patria? Roido mi corazon de la mas negra tristeza, cuando
ellos celebravan sus victorias con pomposo aparato, tenia que concurrir á sus
fiestas, cambiando con la risa en los labios las angustias del alma, escuchan-
do con rostro alegre sus descripciones tácticas, y profiriendo muchas veces
sentimientos estraños de mi pecho. La inaccion de mis facultades, mi estado
puramente pasivo, la privación de aquellas sociedades que animadas por un
mismo espíritu y opinion vivifican el alma estendiendose las ideas, consoli-
dándose los discursos, y discutiéndose la verdad casi hasta (Testado: declarar-
la) mostrarla; me mantubo en un silencio misterioso, y me hubiera enervado,
si aquella dulce esperanza, que nunca abandonó á nuestros heroes en el seno
de los desastres, no me hubiera fortalecido. Esta virtud hermosa que guia al
hombre en el curso de su vida, ensanchó mi animo, y me hizo ver qué, aun
entre los tormentos uno éra libre, deduciendo de ésto, que mi patria lo seria
aunque conspirasen contra élla multiplicadas fuerzas de las que la dominaban.
La estudiada disposición de los Gefes del Egercito Real para que solo
yó ausiliase en su ultimo trance tantas victimas sacrificadas á su detestado
sistema ¿que efecto causaría en el animo resuelto de un patriota? si estos terro-
ristas intimidándome con tan barbaros egemplos, querían gloriarse al ver en
mi una inconstante reversión se engañaron. Si señor, se engañaron, tanto mas,
cuanto mi opinion recrecía al observar el paso firme, y frente serena con que
marchavan al patíbulo aquellos ilustres americanos, que sin bacilar en la fé
de su causa fueron compelidos á morir: verdad es que me hacían padecer; mi
sensivilidad organica se estremecía, cuando meditaba habíase pasado por ese
duro trance mis caros tíos Don Bernardino Marques, Don Juan de Mata Mar-
tínez, Don Juan Crisostomo Cuenca, mis compatriotas, algunos de mis ami-
gos, y todos mis amados hermanos por la leí general que nos unia: el hombre
dotado de razón detesta el rigor; las impresiones del tormento lo exasperan,
mas no lo mudan: sí señor, así era que cuando ellos recibían la muerte, yo sen-
tía sus agonías: la fatal esplocion de los cañones esparcía sus miembros, é im-
primía en mi pecho un mortal estallido; yo me advertía salpicado en sangre, y
á su virtud sin duda, reiteraba las protestas de seguir la causa de mí patria. Sea
604