Page 584 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen  7
                                                              Causas criminales contra los rebeldes
            (Al margen: Declaración de doña Gregaria Barrionuevo).


                    En la ciudad del Cuzco en cinco días del mes de diciembre de mil
            setecientos ochenta años. El señor Coronel don Sebastián José de Ocampo,
            Alcalde Ordinario en ella y su jurisdicción por su Majestad hizo comparecer a
            doña Gregoria Barrionuevo mujer española, viuda de don Domingo Arteaga,
            de quien por ante mí el presente escribano le recibí juramento que lo hizo por
            Dios nuestro Señor y una señal de cruz, según forma de derecho bajo del cual
            prometió decir verdad en la declaración que se le ha de tomar. Preguntada
            si es cierto que Francisco Castellanos se hospedó en su casa cuando llegó a
            esta ciudad, si le manifestó el pasaporte que trajo del rebelde Tupa Amaro,
            las cartas y edictos que condujo de su orden. Diga lo que sabe y precedió en
            ese entonces, dando razón de los demás pasajes sucesivamente con claridad
            y especificación para que se perciba la verdad. Dijo que la tarde que llegó
            Francisco Castellanos, que es pariente de la declarante, aunque no sabe en que
            grado, estuvo en la santa iglesia Catedral hasta poco antes de las oraciones,
            y cuando se iba a recojer se encontró en la calle de su casa con don Mariano
            Quispe Cabana, colegial del Seminario de San Antonio, a quien cuida la de-
            clarante por recomendación de su padre y dicho colegial le dio noticia que el
            citado Francisco Castellanos traía un pasaporte / .26v de Tupa Amaro y varios
            papeles suyos. Que la declarante con conocimiento de que Castellanos es un
            muchacho mentiroso, no creyó lo que le dijo el colegial, que éste pasó para su
            colegio y la declarante caminó para su casa en donde hacia las siete de la noche
            se constituyó dicho Castellanos y saludó a la declarante, quien le preguntó de
            dónde parecía y le respondió que al ir para el pueblo de Vilque, su patria, le
            hizo aprehender el indio Tupa Amaro y le tuvo preso, de suerte a sus instan-
            cias y ruegos le dio libertad porque le hizo ver que estaba enfermo, pero con
            la condición de que trajese tres edictos y cartas para el señor Provisor de este
            obispado, y que si no lo hacía así o no ejecutaba la orden que dio, estuviese
            cierto de que lo buscaría y lo sacaría de los infiernos. Que como la declarante
            no sabe leer cartas le dio el pasaporte a doña Manuela Esquivel (sic) que se
            halló presente para que lo leyese y en ese mismo instante le dijo la declarante
            a Castellanos que pasase a ver al señor Canónigo Frías, su primo hermano
            y le manifestase los papeles. Que Castellanos repuso que ya había hecho esa
            diligencia y que no había hallado al dicho señor Canónigo y que temía buscar
            otra vez, porque estaba displicente con él. Que en esta consideración le comu-



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