Page 582 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen 7
Causas criminales contra los rebeldes
escribano le recibió juramento y lo hizo por Dios nuestro Señor y una señal de
cruz, según forma de derecho so cargo del cual prometió de decir verdad de
lo que supiere y fuere preguntado en esta segunda confesión, en cuya conse-
cuencia reconvenido que cómo dijo en la primera que no había tenido ánimo
de poner en ejecución lo que le previno Tupa Amaro, cuando por la declara-
ción de don Mariano Quispe Cabana consta que habiéndole aconsejado que
quemase uno de los edictos que le manifestó le respondió el confesante que
iría al Convento de San Francisco, donde tenía / .24 un amigo y procuraría
poner de noche uno de los edictos en la puerta de la iglesia. Y consta también
que no por voluntad del confesante sino por haberse visto oprimido entregó
las cartas que trajo y los edictos firmados de Tupa Amaro, de tal modo que se
hizo fuerte a no exhibir dichas cartas expresando capsiosamente que se las ha-
bía dado a dicho don Mariano Quispe Cabana, y fue convencido por éste, en
el careo que se hizo verbalmente, hasta que entregó el confesante dichas cartas
que las tenía en el cuarto de la lavandera de doña Gregoria Barrionuevo, al
Capitán don Francisco del Rivero, juntamente con los tres edictos que los traía
escondidos en los bastos del lomillo o silla de su uso. Dijo que cuando le ma-
nifestó a Quispe Cabana uno de los edictos es cierto que le aconsejó éste que
lo quemase y que no accedió al consejo el confesante, porque tuvo siempre
ánimo de presentarlo con los dos más por mano de su tío el señor canónigo
Frías, y que el colegial viendo la renuencia del confesante con no venirse a dar
al fuego el edicto le dijo que lo fijase en la puerta del Colegio de San Antonio,
y el confesante le respondió que en caso de hacerlo sería mejor ponerlo en la
puerta de la iglesia de / .24v San Francisco. Pero que no le dijo que tenía un
amigo en dicho convento, ni que iría a dormir a él, que en esto falta a la verdad
el colegial Quispe Cabana. Y que la intención del confesante fue hacer modo
de presentar los edictos por medio de su tío el señor Frías, a cualquiera de las
reales justicias. Que también es cierto que le entregó las tres cartas que trajo el
dicho colegial y como se olvidó de recibirlas dijo que él las tenía, pero como
el colegial las había dejado en el cuarto de la lavandera donde se hospedó, se
encontraron encima de la cama de ella. Y que el confesante fue el que le dio
noticia a doña Gregoria Barrionuevo, su parienta de que traía dichas cartas y
los edictos, los que llevó con el doctor Oré a lo del Ilustrísimo señor Obispo
de esta ciudad sin violencia exacción alguna y que Su Ilustrísima abrió las
cartas y las leyó, lo que podrá declarar dicha doña Gregoria y el doctor Oré y
responde.
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