Page 578 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen 7
Causas criminales contra los rebeldes
suadió que la carta se dirigiese a encargarle lo que tiene expuesto, aunque el
confesante no tuvo otro principio ni fundamento que verificase su persuación
respecto de que no oyo hablar del dicho cura a Tupa Amaro ni a otro alguno.
Pues dicho Tupa Amaro en el tiempo que estuvo preso el confesante advirtió
que se entretuvo en escribir cartas para los caciques de Paruro, Urubamha y
otras partes, y que encima de la mesa reparó el confesante dos cartas cerradas
y rotuladas a los dichos caciques de Paruro y Urubamba, pues pudo leer los
sobrescritos y que estaban escribiendo otras cartas de que infieren serían para
otros caciques y responde.
Preguntado si trajo alguna carta, esquela o recado verbal de Tupa
Amaro para ministrado en mano propia, a algún Cacique de los pueblos o
lugares por donde transitó el declarante o para alguna persona eclesiástica o
secular de esta ciudad. Dijo que a excepción de las cartas que ha manifestado
y presentado, no trajo otras para persona alguna ni de esta ciudad ni de otras
partes, que a haberlas traído las hubiera demostrado a Su Ilustrísima como lo
hizo con las que le dio Tupa Amaro y responde.
Preguntado si supo estando en Tungasuca que Tupa Amaro tuviese
comunicación y correspondencia con algún sujeto de los de esta ciudad, ecle-
siástico o secular. Dijo que no supo ni a que ha oído y responde.
En este estado mandó su merced cesar esta confesión dejándola abier-
ta para continuar en ella cuando convenga. Y habiéndosele leído de principio
a fin se afirmó / .20v ratificó en su contenido. Y antes de firmarla se le pre-
guntó que de dónde trajo al indio que vino en su compañía. Dijo que lo trajo
desde Collotaro, hacienda del General don Miguel de Velasco, inmediata al
pueblo de Caicai, provincia de Paucartamho para que le acompañase como
guía y para que le ayudara la mula y que se lo pidió al mayordomo de dicha
hacienda y responde.
Todo lo cual dijo que es cierto bajo juramento que tiene hecho y la
firmó con su merced de que doy fe. Como también de que habiendo enviado
a llamar el señor Alcalde al abogado defensor de menores de esta ciudad, para
que prestase su autoridad aún al tiempo del juramento del confesante, por
decir ser menor de veinticinco años, respondió que estaba enfermo en cama y
por no dilatar la diligencia en materia tan importante al servicio de Dios y del
Rey se siguió en él.
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