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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            pecha semejante, supuesto que no consta haber hecho este tiro en el ardor de
            la batalla, ni con ánimo de ofender; como en realidad sucedió, pues Ortigoza
            disparó la escopeta a una distancia considerable, y sólo por dar a entender si-
            muladamente a unos indios, que no era enemigo de ellos, como lo presumían
            por no haberlo visto tirar antecedentemente y evitar así el que le matasen, so-
            bre que se daría una prueba completa si los referidos indios que presenciaron
            el pasaje se hallasen reducidos, o en esta ciudad.
                    La venida de Ortigoza con la expedición de Piccho no le perjudica
            en manera alguna por ser público y notorio que el rebelde Tupa Amaro sin
            excepción de persona compelió generalmente a todos los que se hallaban en
            la provincia de Tinta, obligándoles a ellos con pena de la vida y otras terribles
            amenazas; por cuyo motivo /.813v se ven hoy libres varios sujetos que asistie-
            ron a esta función forzados y contra toda su voluntad .
                    Las sugestiones o asesorías, llamadas así irónicamente, y por una es-
            pecie de zumba que se hizo de la ignorancia de Ortigoza, aún cuando fuesen
            ciertas y llenas de toda la malicia que ligeramente lo atribuyen los testigos de
            la sumaria, no prueban la supuesta complicidad en el efecto sino sólo en la
            intención; y en este caso es constante que la afección de ánimo no debe ser
            castigado con la misma pena que la ejecución del crimen, según la más equi-
            tativa opinión de los autores.
                    Por lo demás no consta que Ortigoza hubiese intervenido en otras ex-
            pediciones, ni hubiese militado a las órdenes del traidor, ni tampoco hubiese
            cometido aquellos excesos que no le permiten sus cansadas fuerzas y avan-
            zada ancianidad, aunque lo consideremos con el perverso interior, que han
            intentado descubrirle los testigos en virtud de unos hechos nada conducentes
            a este fin. Ultimamente el miedo grave y rigores con que es regular que el re-
            belde Tupa Amaro procurase oprimir a los españoles que tenía a su lado, para
            conseguir de este modo un buen servicio de ellos, sin duda alguna quitaron a
            Ortigoza aquella libre voluntad que se necesita para la cabal consumación de
            los delitos que se le imputan; hallándose así forzado en su compañía, como lo
            confiesa a fojas 4, y por consiguiente él es acreedor a toda la piedad de vuestra
            señoría y a que se le absuelva de la pena que se pretende. Por tanto:
                    A vuestra señoría pide y suplica el defensor se sirva dar por libre a
            Ortigoza en los términos que lleva expuestos y son de justicia que solicita, etc.







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