Page 852 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Volumen 6
                                                         Causas criminales seguidas contra los rebeldes
            Manuel José San Roque y don Francisco Cisneros el primero por la declara-
            ción inserta que hizo en los autos del rebelde Tupa Amaro por la que consta
            haber oído decir entre otras cosas que un indio nombrado Pedro Soto iba y
            venía con /. 8v cartas para el Cuzco, no justifica cosa alguna contra mi parte a
            causa de que una declaración en una causa sin preceder ratificación del depo-
            nente no hace fe en otra. Y aunque en el acto de confesión compareció dicho
            San Roque no se le tomó juramento y sin él depuso lo en ella contenido. Una
            deposición sin la solemnidad del juramento, lejos de tener fuerza es nula y por
            consiguiente merece desprecio. A que se agrega que dicho San Roque es testi-
            go de oídas y la misma admiración con que refiere de que mi parte fuese tan
            pronto en ir y venir y volver al Cuzco convence la incertidumbre de su dicho.
                    El segundo es igualmente de oídas y referente a los indios y mesti-
            zos que le guardaban en su prisión que no han declarado y es sabido que el
            referente no hace fe sin el relato. A más de que no fuera extraño que estos le
            figurasen con a (sic) la verdad cuanto les pareciese por parecerles que así lo
            podían sujetar mejor o porque procediendo con mentira creían daban a en-
            tender afectación que oculta en sus inicuos pensamientos. Añade este testigo
            que antes de venir el Rebelde a Piccho trajo dicho Soto cartas del Cuzco a Tun-
            gasuca en el término de dos días. No dá razón de su dicho porque no asegura
            lo vio, lo supo de ciencia o lo oyó decir y se ratifica en un dicho fiase imposible
            porque habiendo por lo menos de Tungasuca a esta ciudad dieciocho leguas
            que multiplicadas en ida y vuelta son treintaiseis, se hace incomprensible que
            un indio como Soto, sin ser espíritu se condujese con tanta ligereza y más en
            las circunstancias de estar todas las entradas de la ciudad guardadas por los
            centinelas de nuestro ejército, que no dejando pasar indio apresaban a todo
            el que parecía especialmente collavino como Soto. A que se agrega que el que
            respondía de esta ciudad necesitaba algún tiempo para contestar las cartas y
            su tardanza impedía el curso tan violento que es menester en la distancia de
            36 leguas.
                    Cisneros siempre ha sido enemigo de los indios y en especial de los
            allegados al traidor y mi parte como criado lograba este lugar, a causa de que
            siempre pedían para matarlo por el odio que le profesaban como es notorio y
            constará de los autos que vuestra señoría le sigue, y es natural acrimine a mi
            parte y por este capítulo no es menos reprobado en derecho para calificar el
            delito que se le imputa. Los demás testigos deponen en general que pedro Soto
            era de la confianza de Tupa Amaro y se ocupaba en la conducción de cartas.



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