Page 63 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            armados con sus garrotes y hondas y bien aviados, para cuyo efecto escribió
            a los caciques de los respectivos pueblos para que ninguno dejase de volver
            a Tungasuca, pues determinaba seguir de una vez su empresa y entrar a esta
            ciudad, y que los indios de los pueblos de Lampa, Cabana, Cabanilla y Juliaca
            no se moviesen y estuviesen a la mira de si venía alguna tropa por la parte de
            Arequipa o Puno, para darle guerra; y con efecto a los ocho días vino toda la
            gente con sus caciques, y siguió su camino por la pampa de Sangarará y que-
            brada de Quiquijana, enviando a su mujer por los altos de Yanacocha pasó al
            pueblo de Huaro, y entrando a él no encontró al cura ni al ayudante, por lo
            que mandó a uno de los sacerdotes que llevaba en su compañía, a quienes no
            conocía el confesante, llamase a los sacristanes y entrase a la iglesia, se vistie-
            se de capa de coro y le sacase el agua bendita para entrar en ella; en efecto el
            sacerdote lo hizo así, entró a la iglesia y mandó que la registrasen toda porque
            corrió la voz de que había soldados, y no habiéndolos encontrado se volvió a
            salir al cementerio; donde les empezó a predicar a los indios de aquel pueblo y
            a los que llevaba, que hasta ahora no habían conocido a Dios ni sabían quien
            era, que solo tenían por dioses a los ladrones de los corregidores y a los curas
            y que el venía a poner remedio en ello, y que en adelante no había de haber
            repartos, alcabalas, mitas de Potosí, obvenciones ni aduanas y que habían de
            vivir libres, y solo le habían de pagar a él los tributos, que sabe el confesante
            está cobrando el rebelde, por varias cartas que a este asunto les escribió a los
            caciques de la provincia de Lampa y Azángaro; y habiendo acabado la exhor-
            tación en la forma referida prosiguió su camino. A foja 6 vuelta se ve como ha-
            biendo llegado al pueblo de Andahuaylillas le salió a recibir el cura, y llegando
            al pie de las gradas del cementerio salieron cuatro o cinco sacerdotes, todos
            vestidos de capa de coro, con una cruz y el acetre de agua bendita, con palio
            bajo del cual lo recibieron, haciéndole besar la Cruz y dándole el agua bendita;
            y entró de este modo hasta el altar mayor y le descubrieron a Nuestro Amo
            y Señor Sacramentado, rezando la estación mayor los sacerdotes y cantando
            otras oraciones, y para cerrar a Nuestro Amo le tomaron venia al rebelde, con
            lo que se salió al cementerio y practicó la misma amonestación que en Huaro,
            y acabada ésta le ofreció el cura su casa y mesa.
                    A foja. 8 consta que pasando por Oropesa destruyeron todas las se-
            menteras y allí también hubo la misma ceremonia que en Andahuaylillas, y
            arruinó la hacienda del cura. A foja 9 aparece que en Saylla tuvieron ataque
            con los nuestros, en que murieron muchos indios, y al día siguiente junto



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