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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
cómo esta provincia de Chilques y Másquez se halla en un total desamparo
con los puertos del mismo modo desolados; esta doctrina de Collcha, que
tiene a los enemigos, en la otra banda del río, a todos los pueblos altos por
alzados, y el pueblo más inmediato es Sancca que no hay de distancia una
cuadra más arriba el pueblo de Ccapa, de allí se sigue Pilpinto; en frente de
Acos, Omacha, Anatapalpa, en frente de Tungasuca, con el pueblo de Totora
y de este modo van lindando dichos puertos con Checca hasta Coporaque,
pues estando en tanto peligro la invasión del enemigo, el día veinticinco del
corriente se desgalgaron todos los soldados a sus patrias llevándose cada uno
sus armas consigo, de lanzas y cuchillos que les dió el corregidor de esta pro-
vincia don Manuel Ruiz de Castilla, quien les dió sus víveres, aún a costa de
grandes fatigas; y todos estos soldados se convocaron en la plaza de Paruro,
cerca de mil hombres de toda especie, estos de la provincia, y sé que unos se
han remontado de miedo y otros se han ido donde el rebelde Tupa Amaro, y es
factible que hoy con todos los caciques de la provincia se estén mancomunan-
do, aún con los propios mestizos, pues tienen hoy día el tránsito por suyo; que
todo el cuidado del indio Tupa Amaro era la invasión de los de esta provincia,
pues esta se verifica que en los cerros de enfrente de los pueblos altos ya no
hay centinelas que antes habían puesto, aún sin embargo de los soldados ya
retirados ; el día veintiseis mandó la cacica de Acos, doña Tomasa, a todos los
indios e indias, cholos y cholas, bajasen a la orilla del río frente de Pilpinto a
guardar la orilla del rio por la noche, encargándoles que tenían grande traba-
jo, que esto me notició un indio del mismo Acos, dando a entender temían la
invasión de esta parte.
También imparto a vuesas mercedes como el día veintisiete pasó por
mi curato un don Luis Oros, quien escapó del obraje de Pomacanche, que
estuvo preso por orden de Tupa Amaro, con él fueron presos cuarenta y tres y
los muertos de nuestra parte trescientos y tantos; que ya concibo vuesas mer-
cedes habrán investigado la verdad.
Con noticia de dicho descuaderno de soldados de esta provincia salió el
indio Tupa Amaro de Tungasuca, el día veinticuatro, y desembocó por el cho-
rrillo de Pisquiccocha, y entró el día veinticinco a las doce del día a la plaza de
Livitaca pertrechado de dos mil indios entre ellos cuarenta y tantos mestizos, y
les notificó in voce que los perdonaba a todos por haber cogido armas contra él
y que desde hoy habría nuevo gobierno y que no les venía a perjudicar a los crio-
llos, y estuviesen todos a sus órdenes. Y los más de los españoles se escabulleron
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