Page 66 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
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Volumen 5
                                                            La defensa del obispo Moscoso: Cargo 5º


                    Concuerda con el oficio y respuesta original a que me refiero.


                    Docto, Antonio de Bustamante Secretario, (Rubricado)




                                           DOCUMENTO 15



                    (Al margen) Del regidor de Olleta en querella contra el Arcediano.
            Ylustrisimo Señor: Muy señor mio y dueño de mi veneracion. No quisiera
            cojer la pluma para molestar a vuesa señoria y mas en el tiempo presente que
            considero lo necesita para sus disposiciones, con ocasion de tener meditado
            su transporte a la capital de Lima: No obstante hallome precisado a patentizar
            a vuesa señoria ylustrisima que el Doctor don Simon Villalba, Arcediano de
            esta Santa Yglesia Cathedral, transpasando los terminos de la buena políti-
            ca, me ha faltado a ella demonstrando tambien en sus acciones, que procura
            probocarme e insultarme, pues en su semblante irritado, y modo de mirarme
            iracundo, manifiesta su interior enconado: La tarde de la adoracion de los
            Santos Reyes, que es a seis del corriente hiba yo en compañia de don Sebastian
            de Arenas, Protector de Naturales de esta ciudad, por la calle que hace esquina
            a la casa que fue de doña Manuela del Rivero, en donde de paso encontramos
            a dicho arcediano, quiteme el sombrero y le hice la cortesía acostumbrada,
            como la executó el compañero; pero aquel no correspondió a este acto urbano
            y siguió de largo con el suyo encasquetado: Oy al entrar por el primer angulo
            vajo del Real Colegio Seminario de San Antonio de Abad, a asistir en la fun-
            ción titular de misa y sermon, estaba el referido arcediano, con el señor corre-
            xidor de esta dicha ciudad. Hicele el saludo correspondiente destacandome y
            luego que me divisó el arcediano, se separó del señor correxidor y enderezó
            los pasos aceleradamente al lugar donde yo me paré, de suerte que me inclinó
            la vista con ceño tan fiero, que llegué a comprehender por sus movimientos
            que acometía conmigo, y que si tiene veneno en los ojos me mata con solo el
            mirarme. Advirtio muy bien lo enunciado el señor veinte y quatro y juez fiel
            executor don Josef Miguel de Mendoza y dudo que no lo perciviese el señor
            correxidor, que quedó muy distante: No hallo otro motivo para lo denotado,
            que el haverme escusado, a firmar un ynforme que solicitó el predicho arcediano,



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