Page 422 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
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Volumen 5
                                                           La defensa del obispo Moscoso: Cargo 11º
            eclesiásticos huviesen contribuido al designio del perverso Tupa Amaro vuesa
            señoría ylustrisimn ha procedido contra ellos con la mayor rectitud y serie-
            dad, como lo califican los procesos pendientes. No solamente han demostrado
            su fidelidad los eclesiasticos en la pronta obediencia de las ordenes de vuesa
            señoria ylustrisima conducentes a este asunto, sino tambien en los oficios, que
            espontaneamente y de propio movimiento han practicado en servicio de su
            magestad, siendo notorio, que varios de ellos han mantenido a sus expensas
            los destacamentos despachados a sus pueblos por dilatado tiempo, como lo
            hicieron entre otros los curas de Urubamba, Yucay y Maras y los de la provin-
            cia de Cotabamhas han militado personalmente y combatido las tropas del
            rebelde, debiendose a su lealtad las celebres victorias que se tuvieron de los
            gefes enemigos Bermudez y Parvina. En una palabra el estado eclesiastico ha
            hecho todo lo que debio hacer, no solo en cumplimiento de la ley del vasallaje
            al monarca, sino aun con supererogacion a sus deberes. El señor Visitador
            General don Josef Antonio de Areche ha reconocido y aplaudido los meritos
            y servicios del estado eclesiastico con honorificas expresiones de su zelo y
            amor al Rey, tanto en las cartas dirigidas a los curas de Cotabambas y otros,
            quanto en las conversaciones publicas que han ofrecido sobre la materia, de-
            mostrando de todos modos el espíritu de religion respecto a la Yglesia y sus
            ministros. Y por lo que hace a los daños padecidos con la sedicion, no es du-
            dable que los eclesiásticos seculares y regulares han llevado sino mayor, igual
            parte que los otros en el detrimento de sus bienes, saqueando los enemigos las
            haciendas, especialmente de los conventos y monasterios y robando de las
            casas de los curas sus preciosos muebles, sin reserva de su ropa y preciosos
            utensilios. Despues de todo, en vez de gozar del aplauso de su merito, padece
            la injustissima detraccion de que es infiel al Rey y protege y fomenta los desig-
            nios de Tupa Amaro y que el gremio de los párrocos es especialmente culpado
            en el alzamiento, vertiendo en los corrillos y escribiendo a las ciudades del
            reyno tan iniqua e infamatoria calumnia muchos de los que no temen a Dios,
            ni veneran a sus ministros, dando color de zelo a su detestable maledicencia y
            desacreditando con la misma murmuracion su fidelidad, pues si los eclesiasti-
            cos son tales, quales ellos los describen, incurren en la misma y aun en mayor
            infidelidad, sino los denuncian en forma ante quien y como deben executarlo,
            para que se haga en ellos el castigo merecido.— A la jurisdicción de vuesa se-
            ñoria ylustrisima toca el proveher de remedio a tan enorme agravio; es obvio
            y constante el punto de derecho sobre que el prelado eclesiastico puede proceder



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