Page 470 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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CARTA DE DN. JUAN BAUTISTA DE ZAVALA QUE REFIERE LA
              REITERADA SUBLEVACION DE LOS YNDIOS PERDONADOS
                 EN LAS PROVINCIAS DE LARECAXA Y OMASUYOS DEL
                                    OBISPADO DE LA PAZ



                    Amigo mio: La rebelión sigue en estos parages con la mayor obstina-
            ción. Los Yndios perdonados de las Provincias de Larecaxa y Omasutos se han
            buelto a lebantar nuevamente, y han muerto a los pocos españoles que havian
            quedado en dichas Provincias. El Comandante Segurola luego que recibió esta
            noticia, se dirigio con la mayor parte de las tropas de su comando a los Pueblos
            de Ancoraymes, y Escoma donde hizo una orrorosa carniceria en los rebeldes
            matando mas de 800 de ellos, y haciendo degollar a otros muchos de los que
            cayeron en sus manos. Con estas severidades parece que deban cerrarse las Pro-
            vincias pero con mucho dolor vemos que sucede lo contrario. Los Yndios con la
            continuación de la Guerra, van perdiendo el miedo a las balas, y se van criando
            otros Moscovitas o Rusos. De estos nadie tenia noticia al principio de este siglo;
            pero Pedro el Grande los sacó a luz, y en el dia hacen el principal papel.
                    Por agosto de este año se cumplirán dos que dio principio esta maldita
            Rebelión. Desde entonces se dixo que nuestro Virrey el Sor. Vertiz trataba de
            socorrernos poderosamente; que embiaria fusiles para armar quantos serranos
            havia en todas estas Provincias. La mayor parte de estos estan en la eternidad,
            pero las armas todavia estan en el camino, y creo que jamás llegaran para nues-
            tro alivio.— El Sor. Flores quando regresó para su Provincia de Chuquisaca,
            nos aseguró igualmente que seriamos socorridos de todo asi de viveres de boca,
            como de fuego. De los primeros nos han socorrido los particulares a los pocos
            que hemos quedado en esta infeliz ciudad, pero de los segundos hasta ahora no
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