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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
tuvieron proporcion de robar una mula, un caballo &a. con que retirarse a su
campo.
El espiritu, voluntad, y celo de la oficialidad y tropa asi de la vetera-
na, como de las milicias del Tucuman y la Paz, no me es posible ponderarlo,
ni aun relacionar todo aquel merito a que son acreedores. No huvo desgracia
de consequencia, aunque recibimos bastante pedradas, pues solo el capitan de
la Compañia de San Miguel del Tucuman Dn. Miguel Sabalza recibió una de
bastante entidad, y otra un sargento de su Compañia junto con una lanzada en
una pierna; y aunque dicen murieron 3 Cochabambinos, no pude averiguar lo
cierto, pero si ha sucedido no hay duda que havra sido por el robo.
En el interin que nosotros peleabamos con los enemigos, una partida de
dichos cochabambinos cayo en el pueblo de Escoma, y lo saqueó sin perdonar la
Iglesia, los vasos sagrados y ornamentos que havia en ella, matando entre otros
al Cacique y toda su familia por robarle el dinero de tributos que anteriormente
havia cobrado para el Rey, dexó enterrado con motivo de la última revolución.
Dicho cacique havia manifestado su fidelidad, siguiendo asi el destacamento
de Ybañez, como a mi durante la expedición, no obstante el abandono que ex-
perimentó de los indios que sacó de su pueblo en nuestra ayuda, adonde havia
pasado con motivo de nuestra proximidad con el fin de traher dicho dinero que
se lo quitaron los cochabambinos.
A dicho campo vinieron a presentarse los indios de dicho pueblo de
Escoma, y el de Carabuco, unos y otros en poco numero a proporcion de sus
respectivas comunidades, y preguntados por los que faltaban, respondieron que
se hallaban en los cerros, ofreciendo que los reducirian a todos, y entregarian
las cabezas de la sublevación, por lo que se ha suspendido tratarlos con el rigor
que merecian, dandoles treguas para que cumplan lo que ofrecen. Los de Anco-
raymes, no han querido manifestar ninguna seña de arrepentimiento, y por esto
se ha seguido tratandose con la dureza de antes. A Guaycho huviera convenido
una visita, pero el mal estado de las mulas por lo que havian estropeado en las
Apachotas, ha hecho suspender el deseo. Achacache y Marzo 10 de 1782.— Se-
bastian de Segurola.
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