Page 406 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen 4
Conclusión de la rebelión
parte ocurriré con los SS. Eclesiásticos, que estan en este pueblo, á las inme-
diaciones de esa campaña, á tratar lo que convenga al real servicio, saliendo
mañana ó pasado mañana, sin que estrañe me presente con la guarnicion que
corresponde al seguro de mi persona y aliados.
Vd. vaya rumiando, que el único tropiezo que pueda embarazar nues-
tras ideas, es la reposicion que se pretende hacer en estas tres provincias de sus
respectivos corregidores: porque la gente nada menos piensa que recibirlos,
por infinitos motivos que á Vd. espondré, y lo tengo practicado, dando parte
al Excmo. Señor Virey y Señor Inspector, quienes vistos los motivos, determi-
narán lo que hallaren por conveniente á la tranquilidad del reino.
Se me ha imputado siempre de rebelion contra mi Augusto y Católico
Monarca (que Dios guarde). Quienes fomentan con mas energia este modo
de pensar son los corregidores, llamando traicion al Rey, mi Señor, tomar las
armas, ó acometer algun exceso con ellos: cuando este modo de proceder,
aunque indebido por falta de jurisdiccion en quien se toma la mano, no es
mas que surtirse de la desesperacion, ó falta de la debida justicia que se le debe
administrar á los pueblos, especialmente á los miserables indios, tantas veces
recomendados por S. M. Esta siempre la hemos encontrado atropellada contra
nosotros, devueltos diariamente á manos de ellos originales nuestros infor-
mes, resultando de ellos nuevos agravios. A todo el mundo es constante, ser
estos miserables indios mas que esclavos, trabajando toda la vida para el logro
de cuatro picaros, que vienen á formar caudales con la sangre de los pobres:
por ellos atrasados los reales haberes: por ellos desnudos sin tener con que
alimentar sus familias: por ellos hoy perdidos, abrasadas sus casas, sin tener
de que sustentarse. ¿Y querrán volver á chupar el ultimo jugo que les queda, y
á irrogar nuevos agravios?
Contemple Vd., si no son dignos de la mayor lástima, y que les sobran
razones para haber entrado en los desafueros cometidos. En fin, todo esto es
parlar: llévase el viento todo lo que es razon, y salimos culpados.
Dios todo remediará, y guarde á Vd. muchos años. Azángaro, y Di-
ciembre 4 de 1781.— B. L. M. de Vd., su afecto servidor.—
DIEGO CRISTOBAL TUPAC-AMARU, Inca.
(C.A., 1º edición, Tomo V, 1836).
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