Page 402 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen 4
Conclusión de la rebelión
en movimiento (y acercándose á Vd.) por varios lugares, le hiciesen conocer
con un severo castigo el horrendo abominable crímen que habia cometido,
osando ultrajar el soberano respeto á un Monarca, de cuya sacra persona no
sostendria Vd. con aliento ni aun una sola mirada que indicase desagrado.
Para aquel fin puso las que habian de obrar por la parte del Cuzco al mando
de un valeroso caudillo, que no sabria volver la espalda sin dejar lavada con
sangre esa mancha de infidencia con que habian teñido; y fió á mi direccion
las que han salido de Arequipa, que hoy se hallan en este campo.
Puestas ya aquellas en marcha, y prontas á egecutarlo estas, llegó á la
superior noticia del Señor Inspector General en la precitada carta, los deseos
que Vds. poseian de abrazar el generoso perdon. Lejos de causar aquella en el
ánimo de este noble gefe la justa indignacion que era casi consiguiente al al-
tanero estilo en que estaba concebido su contesto, determinó desde luego que
suspendiese sus marchas la columna que de aquella ciudad se habia despa-
chado, (como lo verificó en Velille) y dirigió inmediatamente el pliego que en
la referida se incluia para el Señor Virey de Lima. Con atencion á su contesto
me previene S. E., que las armas que desde luego debian ser exterminadoras
de cuantos han desconocido la Magestad, envolviéndolos para siempre en su
ruina, sean auxiliadoras de Vd. y de los mismos contra cualesquier insulto que
en sus vidas y haciendas pudiesen experimentar de los ya perjudicados: pero
que era necesario correspondiesen los hechos á las sinceras palabras que en
la suya promete Vd. á S. E., que asimismo asegura á Vd. en nombre del Rey,
no se le faltará jamás á la buena fé en cuanto el perdon comprende, y que esta
valiente, numerosa, bien armada y disciplinada gente que ha confiado á mi
mando, no se dirige contra la persona de Vd. ni de estos naturales, á quienes
ofrece subyugar y volver á aquel antiguo sosiego, en que con felicidad han
vivido por el dilatado tiempo de casi 300 años; y si contra Tupac Catari y los
de su bando, que hostigando siempre á la invencible ciudad de la Paz, sugiere
aun hoy en los ánimos de los naturales inmediatos á ella, seductoras especies,
con que, lisongeando sus ánimos incautos, los atrae á su partido, creyendo
por tan despreciable término, llevar adelante sus injustos, nécios y volunta-
rios caprichos. Mas, como el formidable ejército, que oportunamente mandó
aprontar el Exmo. Señor Virey de Buenos Aires, é hizo salir ultimamente de la
Villa de Oruro su sábio comisionado, el Señor D. Ignacio Flores, á las órdenes
del Teniente Coronel de los reales ejércitos, D. José Reseguin, haya destruido
á aquel, y aquellos, libertando y auxiliando plenamente dicha ciudad, que era
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