Page 368 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
                                                                      Conclusión de la rebelión
            libertad disfrutarán igualmente todos los españoles en sus tránsitos, tratos y comer-
            cios que hiciesen en los lugares de los naturales, sin que les asista recelo alguno, pues
            de mi parte serán severamente castigados los que quisiesen perturbar la referida
            libertad. La tercera, que desde el momento en que Vd. haga el tratado de las paces
            con mi sobrino D. Miguel y demas gefes, se alzarán en él todos los cercos que tienen
            hechos los naturales en la ciudad de la Paz, y en cualesquiera otros lugares, dejan-
            doles en libertad, paz y tranquilidad que antes gozaban, egecutando Vd. lo mismo
            de su parte: y si hubiese algunos inconvenientes ó reparos que hacer, estimaré á Vd.
            que los confiera conmigo, respecto de que el expresado D. Miguel es de pocos años,
            y por tanto de poca esperiencia. La cuarta, de que en todas aquellas provincias que
            espresa Vd. hallarse honradas por su subordinacion á nuestro Rey, Católico Monar-
            ca, es muy necesario el que se publiquen los referidos indultos, y se les haga entender
            á todos los naturales y españoles, y se guarde, cumpla y efectue fiel y puntualmente
            su contenido, sin que haya la menor omision ó contravencion en ello; pues de esto
            depende principalmente toda la tranquilidad; quedando advertido Vd. de que, si no
            se efectua así, siempre los naturales me lo han de participar, y por esto subsistirá el
            alboroto; pues el no haber egecutado las órdenes y cédulas espedidas por Nuestro
            Rey y Señor en favor de todo este reino, sucedió la conmocion que se ha esperi-
            mentado. La quinta, que D. Ignacio Flores no tiene á que meterse en estos asuntos y
            pacificaciones, respecto á ser su conducta igual á una y otra parte, y haber irrogado
            gravísimos perjuicios á los naturales, como se halla de manifiesto. En dias pasados
            remití al Exmo. Sr. Virey de Lima, por las vias de Arequipa y el Cuzco, un informe
            con el fin de que llegase á sus oidos piadosos el padecimiento de los naturales, y los
            motivos que tuvieron para sacudir tanta servidumbre: y porque recelo de que se
            pueda suprimir, y no llegar á manos de dicho Señor Virey, incluyo un tanto de él,
            para que Vd, se digne hacerme el bien de remitirlo por conducto seguro al Señor
            Virey de Buenos Aires, pues así conviene al beneficio de los naturales; y no dudo de
            la cristiandad de Ud., que así lo egecutará. Deseo que la salud de Vd. se mantenga
            próspera y feliz, y que no deje de comunicarme las órdenes de su mayor agrado, con
            el seguro de mi puntual afecto, á consecuencia de la buena voluntad que le profeso.
                    Con la que ruego á nuestro Señor guarde su vida muchos años. Azangaro y
            Noviembre 5 de 1781.
                                                Diego Cristoval Tupac-Amaru, Inca


            (C. A., la. edicion, Tomo V, 1836).





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