Page 370 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
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            habian de caer sitiados en la trampa; mas estos de ninguna manera quisieron
            dexarse llevar de las promesas, y algunos que engañados resolvieron la salida
            en numero de 100 o poco mas de la gente plebeya, no pudieron volver a dar
            quenta, porque apresados, fueron al punto llevados a su campamento; y con
            esto quedó ya frustrado el ardid, teniendo que recurrir a otro.
                    Como la ciudad esperaba con tanto anhelo el socorro, hicieron los in-
            dios vestir a una gran porcion con aquellas ropas que habian quitado a los
            infelices de Zorata, y otros muchos que habian muerto en diferentes parages.
            Subieron de noche al Alto, y por la mañana les mandaron que bajasen asi ves-
            tidos en buenas mulas y cavallos enjaezados con la mayor precipitacion dando
            a entender a los cercados ser en la realidad el auxilio que esperaban. Y para
            figurar mejor la cosa, hicieron su salba a la ciudad desde la cumbre de con dos
            Pedreros que conservaban afirmando nuestra Vandera y trayendo otra igual
            los que bajaban. Esta apariencia estuvo tan bien practicada que sin atender la
            ciudad a los referidos engaños padecidos en el anterior cerco, fueron pocos
            los que no consintieron en ella, y se apuraban a querer salir a encontrarse, que
            era lo mismo que deseaban los enemigos. En fin pudieron contenerse, y ver
            breve el desengaño. Ultimadamente ocurrieron los Tupac Amarus al arbitrio
            del agua que fue el que les facilitaba la entrada en Zorata. Cinco leguas del
            rio arriba formaron un estanque de cien varas de largo, cinquenta de ancho y
            trece y medio de fondo con paredes sumamente dobles. La intención fué que
            luego de perfeccionada la obra abanzara a la ciudad siguiendo las aguas, y a la
            confusión del estrago acometer con multitud de indios, y atacar con ella; pero
            la fuerza de las mismas aguas no dio lugar al estrago prevenido y a las diez de
            la noche se rompió la Maquina sin estar concluida, ni prevenidos los indios, y
            bajó el agua con tal rapidez que los tres puentes de San Sebastian. San Francis-
            co, y las Recogidas quedaron sumamente maltratados: y al de San Francisco
            sobre que estaba fundado una trinchera, se la barrio como un pliego de papel.
            Inundó todo este Barrio, entrando las aguas por la punta del Puente de Chum-
            bamba hasta desaguar por abajo de las Recogidas bien que quanto encontró
            fueron paredones de casas quemadas; pero escarbó los cimientos de la Iglesia
            y convento de San Francisco que dexó el Edificio recostado amenazando ruy-
            na. Hizo gran estrago en las casas de Valdes, Murguia y otras; y siguiendo toda
            aquella costa para abajo se llevó alguna gente de modo que a no haber hallado
            resistencia en un estribo de la casa de Murgia, entran las aguas mas adentro, y
            se lleva una calle entera.



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