Page 734 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            Reales Cajas, cuya gracia extenderá, proporcionalmente, también a todos los
            de nuestro ejército, que se distingan o se hayan distinguido del propio modo,
            para ejemplo y dolor de los demás, que debiendo, no los han imitado en una
            causa que les era tan obligatoria y dulce, como lo es la de mantener en estos
            dominios la autoridad y obediencia del Rey.

                    Y porque puede alguno de los no incluídos en este perdón y premios, y
            si en el número de los cabezas o principales jefes del Insurgente quieren o de-
            sean, ya arrepentidos, en obsequio de la causa pública y su salvación, entregar
            al mismo Túpac Amaru, o a sus hijos, hermano, mujer, cuñados o parientes
            inmediatos, que sirven bajo sus órdenes, para que sufran el justo y condigno
            castigo de su aborrecible crimen, como que es el más grande de los que se en-
            cuentran en el género de los de lesa majestad; declaro, en la misma forma:

                    Que por esta accion recibirá el indulto de su vida; así el que tal hiciese,
            como el que le ayude inmediatamente, con cuya seguridad y gracia y la de la pa-
            labra Real que empeño a este fin, me prometo que se desvariarán de sus execra-
            bles ideas, unos y otros, entregando a los que tan enorme y desenfrenadamente
            los han expuesto y cargado de delitos; y que se dejarán todos persuadir de los
            remordimientos, con que es preciso les esté acusando su corazón, y la desabrida
            y fundada esperanza de los castigos a que se han hecho y hacen acreedores, los
            que no abandonan, desde la publicación de este indulto, su desgraciada com-
            pañía, o los que no entreguen, pudiendo, según me persuado, a estos primeros
            motores de una Rebelión que tanto ha ofendido a Dios, al Rey, a estas Provin-
            cias, a sus habitantes y a la nación indiana y española: que siempre ha adorado,
            como es justo, el santo nombre de fiel y amante del Trono que la rige.

                    Y para que llegue a noticia de todos los pueblos, y lo puedan entender
            los que se hallan alzados y aún las mismas tropas del Rebelde, se publicará por
            bando en el idioma respectivo este perdón de los que se reduzcan o vengan en
            nuestro auxilio, como les toca y el premio ofrecido a los que entreguen las per-
            sonas expresadas, según sus clases; fijándose una copia de él, rubricada por cada
            uno de los comandantes, en los pueblos o sitios que pueda, y en esta ciudad y en
            todo el Obispado.- Cuzco, Marzo ocho de mil setecientos ochenta y uno.- José
            Antonio de Areche.- Por mandato de Su Señoria.- Juan de Oyarzábal.

            (AHM, Col. Matalinares, Tomo LVII).





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