Page 72 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
(Al margen: Carta informe de Su Ilustrísima)
Excelentísimo Señor.— Reservada.— Muy Señor mío: Deseoso de
cumplir con la mayor prontitud y esmero las superiores determinaciones de
Vuestra Excelencia, luego que me impuse en el contexto de la de veinte y cua-
tro del pasado, me contraje a satisfacer instruídamente en todos los puntos
que contiene, cuanto me permiten las angustias del tiempo y críticas circuns-
tancias en que nos ha constituído la consabida sublevación del Indio Tupa
Amaro y con la reserva que Vuestra Excelencia me previene.— Por los autos
originales que acompaño se informará Vuestra Excelencia en lo obrado sobre
las cartas que dicho rebelde remitió a mi Provisor, las que inmediatamente
pasé a la Junta de Guerra con el mismo conductor y el Capitán Don Francisco
de Rivero, con el objeto de que por la gravedad de la materia diera las provi-
dencias convenientes a cortar el fermento que parece descubren o bien prac-
ticando en esta algunas diligencias conducentes a descubrir complicidad de
detestables conexiones o dando cuenta a Vuestra Excelencia con ellas mismas,
para impedir su trascendencia a esa Corte: asi me lo persuadí y sin embargo
pasé ayer un oficio al corregidor, para que en caso de no haber dirigido di-
chas cartas a Vuestra Excelencia me las remita para hacerlo conforme Vuestra
Excelencia lo previene e incluyo junto con copia del oficio que corrí y su res-
puesta con dos cartas más, que en la misma ocasión escribió el rebelde una
a mi Provisor y otra al Cura de Coporaque Don Vicente de la Puente; con lo
que representó en el particular el Promotor Fiscal Eclesiástico.— También re-
mito a Vuestra Excelencia las cartas originales que acaban de tener por medio
de tres emisarios que ha destinado desde el campo de Ocororo cuatro leguas
distante de ésta, en qué se halla con sus tropas y un edicto de tres, que con
ellas me acompaña, en que descubre todo el fondo de sus pérfidas intencio-
nes, amenazando audaz entrar en la ciudad a sangre y fuego, sino se le rinde;
con consulta de el Comandante General Don Gabriel de Avilés, he resuelto
con mi Cabildo, no contestarlas por indignas de toda mención, pero por es-
tos auténticos documentos llegará Vuestra Excelencia a penetrar el grado de
fuerza y superioridad, con que se reconoce revestido; hasta esta hora en que
escribo, no se trasluce movimiento alguno y los conductores de pliegos sacrí-
legos, quedan arrestados por las resultas: esto es el clérigo y religioso, que por
lo que hace al secular Don Bernardo de La Madrid, ignoro la resolución que
haya tomado; no obstante que a éste lo siento teñido o infeccionado del con-
tagio; pues tuvo la osadia de dar en mi presencia a Tupa Amaro el tratamiento
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