Page 320 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            para entretener un Pleyto o Demanda, y mantenerse de la sangre de los po-
            bres, como a mi me acontecía, que habiendo regresado para alla, discurriendo
            alcanzar mi pretencion por haver sido justisima con Ynstrumentos evidentes
            que declaraban mi Descendencia de los Reyes Yngas de este Reyno de quienes
            soy heredero legitimo y unico: y aunque en dha. Audiencia lo conocieron y
            me tenian por tal nunca quisieron declararme enteramente, por no darme
            lo que correspondia y se me habia señalado por el Monarca. Todo lo que me
            ha precisado a reparar lo que es de mi obligacion, pues ya que Dios Nuestro
            Señor me ha dado sin atender a mis graves culpas, quiero hacer algun merito
            para que con el atento a la obligacion que me asiste de mirar, y amparar a los
            del Reyno aunque perdiera mil vidas si las tuviera, pues es en alivio del bien
            comun, y en contrario solo del mal gobierno, expeliendo solo a los Corregido-
            res y a todos los Chapetones que quieren ir contra mis sanas ordenes.
                    Aunque concibo que por ellas concebiran, y ponderarán el furor de
            mis armas, esté V. cierto que al mas infeliz del mundo no es mi animo hacer
            daño, lo que ratifica que de mi orden a ninguno han muerto sino al Corregi-
            dor de Tinta, a quien para exemplar de muchos que daban contra la Yglesia lo
            mandé colgar, y por que tenia muchos mas meritos para ello; pero a los demas
            que han procurado hacerme traicion, que es cierto que a los mas de estos he
            perdonado, por mandar Dios perdonar al Enemigo, no se les ha hecho perjui-
            cio. Tambien havran culpadome la quemazón de la Yglesia de Sangarará, pero
            aseguro a V. que los Caballeros que vinieron, andubieron como unos barba-
            ros, porque haviendose introducido estos en dha. yglesia, iniciaron la Guerra
            de alli, y tiraron un cañonazo del qual mataron seis Yndios en el cementerio
            de la Yglesia. Yo llevaba animo de que nadie pereciese, por lo que escribi una
            dirigida a los Criollos que alli estaban, y oyendo esto los Chapetones, quitan-
            do la vida a varios, estando el Santisimo Sacramento descubierto fue causa
            de que el Cura de esa Doctrina cogió a nuestro Amo, y se salió fuera con él; y
            quiso Dios que la misma polvora que introduxeron adentro, prendió fuego a
            la Yglesia, y la consumió.
                    Para que conozca el modo noticio a V. como viendo el peligro en que
            se hallaba la Ciudad del Cuzco, mandé dos Embaxadores con dos Sacerdotes,
            y tres Seglares para que les explicasen a lo que iba, ademas de exhibirlo yo por
            carta al Cabildo Eclesiastico, y Junta de Guerra, y hasta aora no he tenido res-
            puesta. Y aunque el Sr. Obispo quizo responderme personalmente saliendo a
            mi Real a hablarme, se lo impidieron los malbados atemorizandolo que podia



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