Page 304 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
distinguido indio de la sangre real de los Incas y tronco principal, á libertar á
sus compatriotas de los agravios, injusticias y servidumbre en que los habian
tenido los corregidores europeos, sin haberse atendido á sus quejas por los
tribunales superiores para proveer de remedio. De cuya consecuencia se si-
gue, que el nombre de Rey, proferido indeterminadamente, sin especificar el
Sr. D. Carlos III actualmente reinante, solo le repitió para reducir los ánimos
de los naturales de aquellas provincias á tolerar las violencias egecutadas con
Arriaga, é inducirlos á que se egecutase lo mismo con otros corregidores. Y
considerando verificadas en parte estas ideas, se convirtió de comisionado en
redemptor de injusticias y gravámenes, sin mas impulso que el de su conmi-
seracion por sus compatriotas, abriéndoles ya camino á la aclamacion por su
Rey, ó cuando no, vinculándoles á su obediencia para sostener á su benefactor
con las armas, hasta elevarle al trono extinguido de los infieles tiranos reyes
del Perú, que es sin duda el blanco de sus conatos.
Y con efecto, por lo que el expediente ministra, tuvo ya la satisfaccion
de juntar el crecido número de indios, que el coronel D. Pedro la Vallina,
(prisionero que fué suyo) expresa en la contenida carta: y con el auxilio de
ellos, se refiere, haber rebelado y muerto á 300 y tantos hombres, que salieron
á contenerle del Cuzco, á donde se enderezaba, ocupándoles las armas para
armar á los rebeldes que le siguen. Con que, si sobre estos primeros progresos
de su tiránica empresa se reflexiona haberlos alcanzado en consecuencia de
la sublevacion experimentada en la ciudad de Arequipa con motivo del esta-
blecimiento de aduanas; la que con menos fundamento estalló en la ciudad
de la Paz; por el mismo motivo en la de Chayanta, y los rumores de que en
otras provincias se hallaban los naturales algo inquietos: si se considera que
el rebelde Tupac-Amaru, enterado de estor sucesos, les ofrece la libertad no
solo de derechos de aduana, sino de alcabalas, tributos y servicios de minas,
es preciso conceptuar en estos ofrecimientos un aliciente poderoso en los na-
turales á seguirle, y un inminente riesgo de que aumente sucesivamente el
partido de los rebeldes, si con la mayor vigilancia no se aprende á dar muerte á
tan insolente rebelde, para que, extinguido el motor, se corte el conato á otros
de incorporarse á los conjurados, y se les precava la ocasion de precipitarse
al despeñadero de su infidelidad á su legítimo Monarca y Señor natural, con
perjuicio de ellos mismos y de la República.
Los Corregidores de las provincias de este virreinato, inmediatas
á la de Tinta, y principalmente el de la de Azangaro, penetraron luego los
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