Page 303 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
P. 303
Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
su casa, ni las convocatorias y excesos que sucesivamente fué perpetrando el
pérfido Tupac-Amaru, como la astucia, la cavilosidad y prometidas ideas con
que arbitró cometerlos, y sublevar aquella y demas provincias, poniendolas en
estado de llevar adelante los reprobados designios que ocultaba.
Para prender al corregidor Arriaga en su misma casa, parece haberle
dispuesto un banquete. Para convocar los cabos militares, caciques ó indios
de la provincia, se cree haber compelido al infeliz corregidor preso á expedir
ó firmar órdenes citatorias. Para sacarle á la horca á presencia de la multitud,
sin movimiento ni alboroto, mandó publicar bando, afectando que procedia
en virtud de órdenes de S. M. Con el mismo pretexto pasó á consecuencia
de este sensibilísimo espectáculo á la provincia inmediata de Quispicanchi, á
egecutar iguales atrocidades con el corregidor D. Fernando Cabrera y cuantos
europeos encontrase: expidiendo, bajo el mismo supuesto criminal concepto
de figuradas comunicaciones del Rey, luego que se restituyó á su pueblo de
Tungasuca, las que le parecieron, á los caciques de las provincias inmediatas,
para que cada uno á su imitacion perpetrase iguales atentados.
Y aunque en las dos de Azangaro y Carabaya, pertenecientes á este
Vireinato, no surtieron efecto sus depravados arbitrios, por la lealtad con que
su comisionado, el Cacique Gobernador del pueblo de Azangaro, D. Diego
Chuquiguanca y sus hijos, hicieron manifestacion de los pliegos que se hallan
copiados en el expediente, ofreciendo sacrificarse por el Rey; lo cierto es del
caso, que la provincia de Quispicanchi, verificada la fuga del mencionado D.
Fernando Cabrera, su actual corregidor, está subordinada al rebelde Tupac
Amaru, y él mismo asegura en uno de los papeles escritos á Chuquiguanca,
que otras cuatro provincias mas estaban á sus órdenes. Porque, conociendo
este perverso la suma deferencia que aquellos naturales estan acostumbrados
á prestar á las órdenes del Rey, y el horror con que suelen mirar á los corre-
gidores que les gobiernan, y europeos que por lo regular les acompañan, no
le habrá sido dificil mover los ánimos de ellos á la egecucion de las supuestas
órdenes del Rey, con tal criminal pretesto.
Mas el fuego de la cavilosidad y perfidia del nominado traidor, consis-
te en que, habiendo repetido tantas veces las órdenes reales con que se hallaba
autorizado para proceder contra los corregidores y europeos en sus bandos,
cartas, oficios, y en los edictos que dirigió al Coronel Cacique y Gobernador
de Azangaro, D. Diego Chuquiguanca, para arrastrar aquella provincia y la
de Carabaya, ya silencia los mandatos del Rey, y procede como el mas
302