Page 188 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            para la bajada al Cuzco; y éste se unirá con los soldados de Lima, que ya tiene
            muchos días de camino.
                    Todo esto te lo prevengo, como que me duele; pero si tú quieres nues-
            tra ruina, puedes echarte a dormir, como tuviste el desahogo de pasearte solo
            por las calles del pueblo de Yauri, hasta que llegaste al extremo de subir a la
            torre, cuando en tí no cabía pasar a estos excesos en la estación presente; pues
            estas acciones no correspondían a tu honor, sino a difamarte y que hagan poco
            concepto de tu persona.
                    Yo creí que de día y de noche estuvieses entendiendo en disponer estos
            asuntos, y no tanto descuido que me quita la vida, que ni aun ya tengo carnes
            ni estoy en mí, y así te pido adelante este particular.
                    Tu me ofreciste cumplir tu palabra, pero desde ahora no he de dar
            crédito a tus ofrecimientos, pues me has faltado a tu palabra.
                    Yo no siento perder mi vida, sino la de esta pobre familia que necesita
            todo auxilio; y así, si viniesen los de Paruro, como te insinué en mi anterior.
            Estoy pronta a caminar con la gente dejando a Fernando en un lugar destina-
            do, pues los indios no son capaces de moverse en este tiempo de tantas amenazas.
                    Bastantes advertencias te dí para que inmediatamente fueses al Cuzco
            pero has dado todas a la barata, dándoles tiempo para que se prevengan, como
            lo han hecho, poniendo cañones en el cerro de Piccho y otras tramoyas tan pe-
            ligrosos, que ya no eres sujeto de darles avance; y a Dios que te guarde muchos
            años.- Tungasuca y Diciembre
            6 de 1780.
                    También te hago presentes cómo los indios de Quispicanchi, ya se ha-
            llan rendidos y aburridos con tanto tiempo de servir de guardias; en fin Dios
            querrá que padezca por mis pecados.- Es tu Esposa.
                    Después de concluída ésta he tenido propio, que me dá noticia cierta
            que los de Paruro están en Acos; y así voy a caminar aunque sepa perder la vida.


                                                 §


                    Hijo Chepe: Hallándome prevenida para marchar el lunes once del
            corriente para Paruro, a cuyo efecto estoy convocando a los indios de todos los
            pueblos, porque son muchos los padecimientos de los infelices indios de Acos
            y Acomayo, llenos de miedo con la salida de los soldados de aquel pueblo; fue-
            ra de que se van remontando a los cerros, porque no les acaben sus ganados.



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