Page 184 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            en las inmediaciones de su fuerte, por lo que respecta de su parte el dicho
            cacique de Coporaque que se nombra, Don Eugenio Sinanyuca, se contempla
            que el 30 del pasado, haya tenido su refriega en aquel lugar, que dista de aquí,
            cerca de 50 leguas, estamos esperando sus resultados, que, mediante la pie-
            dad del Señor, concibo sean favorables, y esto de aquí queda de algún modo
            fortificado; como tengo dicho a Vuestras Mercedes, con las disposiciones del
            Señor Don Manuel Villalta, que hace de Inspector General de estas tropas, que
            hasta aquí no han ocurrido mas de Abancay, Paucartambo, Calca, Urubamba,
            Paruro y Aymaraes, esperándose, por horas, la de Andahuaylas.
                    Con estas revoluciones en nada se piensa más de en armas, por lo que
            en cuanto a los asuntos de esta otra, no separándome del reparo a lo que ocu-
            rra, pues es muy de mi obligación, luego que se logre algún sosiego propen-
            deré al cumplimiento de todo lo que Vuestra Merced me ordena, y, por otra
            parte, reiterando las debidas gracias al celo y justificación con que Vuestra
            Merced ha penetrado los contrarios designios de mis adversos, que, solo por
            destruirme, figuraron delitos que no había cometido, este consuelo, en mucha
            parte, me había sostenido de cualquier desesperación, que podía causar al más
            constante, pero hoy, a mejor luz está todo descubierto, que es mi mayor con-
            suelo, y mucho mas a vista de estar patrocinado de la justificada penetración
            de Vuestra Merced.
                    En todo lo demás, me ratifico al contexto de mis antecedentes proce-
            diendo, con subordinación a cualquier asunto que se ofrezca y corresponda
            la intervención de este Ilustrísimo y labrar un mérito para con Dios, y el de
            ser cristiano, que, por mis delitos tan grandes, merezco los mayores castigos
            del mundo. Que es cuanto ocurre y rogar a Dios guarde la importante vida de
            Vuestra Merced muchos años. Cuzco, 3 de Diciembre de 1780.


            José de Castañeda







            A. N. LIMA
            Temporalidades - 1780
            Correspondencia





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