Page 619 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
lo mandado, y en su virtud fué Jacinto Mesa el primer llamado para recibirle
confesión».
«Antes de cerrarla pidió este individuo se insertase al final de aquella
diligencia cierta protesta que llevaba apuntada en un papel, considerándola
conveniente para su defensa; y en lugar de condescender, con esta justa solici-
tud, el Comisionado del Reverendo Obispo, irritado de que Mesa se excusase
a firmarla sin esta circunstancia, le dió en el rostro una fuerte bofetada a pre-
sencia de su Notario y del Licenciado Don Pedro García de Carrillo, Ayudante
de Cura en esta Doctrina que hacía de intérprete en aquel acto».
«Sentido justamente de este procedimiento el agraviado, me represen-
tó el dolor que le causaba una injuria de esta naturaleza, sufrida por el obede-
cimiento de sus mandatos; y receloso de que fuese invención suya para eludir-
los, pregunté reservadamente al Licenciado Carrillo la verdad del hecho, y me
aseguró haber pasado como lo refirió Mesa; en cuya consecuencia lo declaró
éste así bajo juramento, y lo certifiqué yo a continuación con referencia al in-
forme que se me hizo por dicho eclesiástico, previniendo a los demás presos
suspendiesen su comparendo ante el Comisionado Eclesiástico hasta nueva
providencia».
«Y por el auto de f… remití el Proceso, en asesoría, al Doctor Don
Gregorio Murillo, Abogado de esa Real Audiencia y vecino del Cuzco; a fin de
que, como causa tan interesante al servicio de Su Majestad, pusiese su dicta-
men conforme a derecho, previniéndome lo que debía hacer en justicia».
«Este profesor más adicto a sus intereses que al cabal desempeño de su
Ministerio (por el que está obligado a propender como fiel vasallo a la defensa
de los derechos de la Corona) después de haberme exigido, injustamente a mi
parecer, cien pesos por el dictamen de f… bien fuese por respetos al Obispo,
bien por haberlo corrompido el Cura Puente, o bien por uno y otro, le estampó
con tal cobardía y languidez que me hizo creer había procedido en el asunto
con contemplación; porque además de no haberle extendido conforme al es-
píritu de las Leyes que llevo apuntadas, después de haber tenido doce días los
autos en su poder con pretexto de estudiar sus puntos, se atrevió a injuriarme,
suponiendo con palabras nada equívocas que este Juzgado de mi cargo no sólo
era incompetente sino incapaz, para conocer sobre las criminalidades resulti-
vas contra el Cura de Coporaque; y no necesita explicarse el agravio que inclu-
ye la proposición, pues no debe ignorar que por una novísima providencia de
Nuestro Católico Monarca expedida con fuerza de Ley, de resulta del tumulto
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