Page 334 - José de la Riva Aguero - Vol-2
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Volumen 2
Documentos varios
En la Prensa Peruana, papel ministerial, contestándose al cargo que
hace el gobierno de Colombia al del Perú, de que se le reemplacen los hom-
bres perdidos en la campaña de la dominacion de esta República por Bolivar,
se cópia el tratado referido, diciéndose que se habia conseguido una cópia de
él, remitida de Bogotá por el ministro Villa, pero en ella no aparece la rati-
ficacion. En la correspondencia entre este ministro plenipotenciario y el de
Colombia, impresa en Bogotá y publicada por órden de aquel gobierno, no
se halla tampoco ratificacion alguna. Es, pues, bien estraño, que el gobierno
de Colombia, á quien tanto le interesaba, ignorase lo que él mismo tenia en
su poder, ó lo que es lo mismo, exijiese al del Perú que ratificase un tratado
que ya lo habia sido. Luego quien ha publicado ese documento en el Mercurio
Peruano debe ser considerado un falsario, ó deberá presentar el orijinal, igno-
rado de los gobiernos contendores del Perú y Colombia, por el que conste que
el ex-Presidente consintió en la expatriacion de los soldados peruanos.
Como en las secretarias del despacho hai constancia de todo cuanto se
espide por ellas, será consiguiente que se halla estampada en el libro de acuer-
dos la segunda ratificacion de ese tratado, asi como los términos en que lo fué.
Rejístrense los archivos y libros: preséntense las notas oficiales acerca de ese
tratado: véase el celebrado entre el coronel Urdaneta y ministro de la guerra
Herrera, para que pueda deducirse lo que quiere interpretarse de la segunda
ratificacion; y, en fin, cotéjense las rúbricas, y se hallará que la ratificacion, si la
hubo, no fué en los términos que se quiere hacer creer, sino conforme con los
intereses del Perú y con la marcha adoptada por los anteriores gobiernos para
con las demas divisiones auxiliares de Chile y del Rio de la Plata.
El ex-Presidente don José de la Riva-Agüero accedió solamente á que
fuesen reemplazadas las bajas de los soldados de Colombia en los mismos
términos que halló establecidos al ingreso de su presidencia de la República,
con respecto á los reemplazos que se daban á las demas divisiones igualmente
auxiliares. Repetidas veces habian sido éstas reemplazadas con soldados pe-
ruanos, pero nunca se imajinaron ni el gobierno del Perú, ni los de las repúbli-
cas del Rio de la Plata y de Chile, que cuando llegasen á retirarse del Perú sus
divisiones, habria de obligarse á los peruanos á expatriarse por reemplazar el
número de sus soldados muertos, licenciados ó desertores. Esta idea peregrina
estaba reservada para el jeneral Bolivar, como que en ella tenia su esperanza
de desarmar al Perú para dominarlo. Asi es que sin necesidad del tratado que
obligó él á firmar en Guayaquil al jeneral Portocarrero, no obstante la falta de
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