NACIMIENTOS ANDINOS
La fiesta popular de navidad
En la región andina, la celebración católica de la Navidad coincide con el tiempo de mayor intensidad de la actividad pastoril. El mes de diciembre es época de lluvias, del crecimiento de los pastos que sustentan la cría del ganado. Los pastores se desplazan temporalmente con sus rebaños a las zonas altas, donde permanecen cuidando a los animales. En el pasado, por coincidir con la celebración del solsticio de verano, este período se asoció a la festividad del Capac Raymi, conocida como la “Gran Pascua del Sol”. En esta oportunidad se iniciaban los nobles incas participando en numerosos rituales entre los que destacaban unos de naturaleza guerrera que realzaban la condición de conquistadores de su grupo étnico. Es que los incas eran antes que nada conquistadores o “llacuaces” y como tales íntimamente asociados a la ganadería.
El compartir esta tiempo ritual ha llevado a que la Navidad sea asociada por las familias andinas a los símbolos que definen la actividad del pastoreo. Es así que en términos musicales, la Navidad se vincula al baile de los machos y huailillas: los primeros representan al cóndor y los segundos a las pastoras. Esta etapa es un periodo primordial para la ganadería, una actividad que en oposición a la agricultura se asocia con lo foráneo, lo desconocido, lo masculino, lo itinerante.
Existen algunas regiones en el Perú en las cuales los nacimientos son motivo de una dedicación especial. Ayacucho y Cusco en la zona sur andina ostentan las mejores representaciones. Es reconocida la tradición de los artesanos en estas zonas, quienes se dedican con especial esmero a la elaboración no sólo de los personajes principales sino de otros elementos que acompañan a las imágenes. Se trabaja con materiales del lugar como la arcilla, el maguey, la madera, las calabazas y otros elementos que se encuentran en la naturaleza.
Es famoso el “Niño Manuelito” cuyo nombre proviene de “Emmanuel”, que significa “Dios vive entre nosotros”. Esta imagen está elaborada con distintos materiales: el cuerpo es de maguey, el cabello es natural (producto del primer corte de cabello de un niño), ojos de vidrio, paladar de cristal, dientes de pasta de harina de arroz o “cañones” de plumas de cóndor. El detalle principal lo encontramos en el color de su cuerpo: el “encarne” es una técnica que poco artistas conocen.
Además los más antiguos “Niños” poseían una “almita de oro”, un pequeño recuadro en el cuerpo, debajo del brazo, en el cual se guardaba un corazón de oro, joyas y en otros casos, documentos de familia. Esto determinó que se destruyesen niños con la creencia de encontrar en su interior, un pequeño tesoro. La posición del cuerpo del “Niño Manuelito”se caracteriza por hallarse recostado sobre un brazo.
Las imágenes presentadas por el Museo de Artes y Tradiciones Populares del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú son un valioso testimonio de los objetos producidos en nuestro país con motivo de las celebraciones de la navidad andina.
Luis Repetto Málaga
Nacimientos Andinos, ver exposición
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