Page 32 - Constitución para la República Peruana
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pa-sionc;;  hasta  un  gr,ulo  d,e  U<"lirio, 1fo.:itfofo  el r :11~  <•n  b:fü·dos
            ,irnlt">;  lo-;  Jeji!>léltlurci;  !:ie  l11'\ll11ro11,  pur  dc,g.gn1cio.  m11y  l~jos
            de  goza:r  de aquella cttlu1a 1·rfü,:\"irn  1::,n  irnlic.prnsol,te  po1'a  <lc-
            sc1npefüu·  con  acierto  sus  augustns  fondon{'o,  Sus  intencior,e.s.
            sin  Jutla  rectag  y  vatriüticas ,  Jd,i,·ron  r;,cr  incfirnccs :  ya  por
            fos  i11co11ve11ieoles  de su posicion, p. por la  ÍtH'sperjen«'ia  .á que
            tios  co11den6  la  política  artera  de  nuestros  señores ,  Jª por lab
            ilu-.iones  <le  una  perfec"Cion  imabrinartd,  it'l,Hlsequil>lc  en los  ne-
            gocios  humanos,  ó  por  Jos  celos  rcspcclo  á  las  faculfaÜ(:S  del
            l~odcr  EjccutiYo,  qoe  son  inscparahles  de  íntfoi<luos  que  han
            gC'tnido  pol'  hn·gos  aüos  bnJo  sus  fatalC8  obut-0s, y que, por 11111:t
            especie d.t'  instíuto,  se  inclinan  hácia  d  opuesto estremo , igual-
            mente perni.cioso.
                   El  rcsultatlo ,es  harto  notorjo,  J u1·1ula la Constitucion con
            ~nlusinsmo ,  puede  <lcein,e  que á csle  acto  se  limiló su c•xistcn-
            cia.  Una  cámara  únjca,  sfo  co11tr.1pcso,  sin freno , s-in  respot~
            sahllitlad,  prescAló  á  los  hombres  pc11sa<lorcf;  y  amuolcs &ince-
            i os  de .su pa~s ,  un  111ananl inl  amargo ,  orn uc  la  peor '(:-ispcde
            de  opresiou ,  ora  ,le <'01n·11l~io11es  y  lra:;tor110~.  Los {<'morf'S il'lf~
            excitó  esta  imprudente iusl:ilucion,  proi,cc1·ipla  por la  ,ci;periencia
            de  las  ca.lurn1clacles  que  e11  otl'os  ¡..ia113e5  prn<lttjcra.  se  rroli1ia.-
            ron  .con  tnnta  mayor celerj<lnd, ctMALo el mc1'<>  espuctro  de  Go-
            ·bieri¡o  que  se  crc6,  1n  nuliuu.d  del Sf'nait.le  I  y  la  Í1}d<'pendcn-
            cía asignada al llamado Poder inunicipal, en 1.witacion de la.  As,UU•
            hlea que  aTroj6  en  rne«.io  de  fo.  Francia  este  germen <le desas-
            tres ,....firercm  etras  tantas  causas  fccu11<las  ,  reunítlas  para hacer
            .inejécut:ible fa  Constitucion,  c,-citnr disturbios ,  y  dcsaCJ'Ctfüar-
            la 11ol,le .causa  de  la  indcpendoocin.
                   Bien  pronto  los  pedcrcs mal equilibrados Pnlraroñ cu una
            lucha funesta.  Los  resabios  <le  la.  servidumbre  <'O  pugna  con
            los  sueños  de  una  libertad  desordenada, prouujc-ron choques in-
            sensatos,  aspiraciones  ambiciosns,  crimirmlcs  <icfcccio11cs.a Las
            .clases  que  se .creyeron  mallral.ad.as,  -0pusieron  una  fuera  de
            ~ncrcía, ó-l>icn  wa.quinacio11es <!ncubierlas, á Ja marcha <lel  nuevo
            régimen.  L• Hole,,ci~s  de  autori<la<lcs  subMtcrnas,  uo compri-
            midas  pol'  un  poder  ce1Jtral  f  yrgoroso,  <.lisgustaroo  :í  los  pue-
            blos,  que  _no  se  curan  tie  rnnas  teorías,  eiino  <le  Jo:;  buenos
            efectos  práctioos  de  las  leyes.  El  dcsor<le11,  la  ioobc,dicnciu.,
            la  lapiJacion ,  se  intro<lugcron  en  totlos  los  ramos <le  la numi-
            nistracion ,púb}icl'1..  Y  ctiando estos  horrililes elementos  acarrea-
            t-on  ,  como  era.  de  prm•eerse,  la  sedicion  y  In  nlevúsía,  foé
            jlreciso  que  el mismo Congreso co11stih1y~11te. ya desdorado por
            las  facciuues.  echas-e  un  velo  sobre  la  imng-cn  de In  Liherhul
            profanaíla,  cleslruyesc  la  ,obra  de sus  mauos,  y  crease  el  tre-
            mendo  po<lcr <fo la Dicta<lura, ante  el cual lu.s  (,!OSns y  las  per-
            sonas  enmudecieran.
                  Un  milagro de In Pro\'-icfoncia qtie vela sobre, nuestra Patria
            110c,  salvó  del  al,,smo  á  (ft'le  nos  con,lucia.n  nueslro9  estra_,·íos.
            Si  las  victorias  <le  J unin  y  de  Aya-cucho  nos  libertaron  <.le  la
            pesada  coyunda  ele  los  Jcsccn<lientes  <le  Pi.znrro y  Almagro, la
            moderaciou singular  del Dlctuclor  nos  eximió  de una tiranía  que
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