Page 60 - La Rebelión de Huánuco. Vol 4
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Volumen 4
                                 Autos seguidos sobre el descubrimiento de los autores de la rebelión de Huamalíes
            pasé en persona con beinte ó mas hombres, a casa de dichos Capitanes, y los
            llamé, y conminé de parte de dicho Vicario, como consta de la declaración del
            Capitán Aro á fojas 74, cuia orden obedecieron, puestos en la Plasa á las Puer-
            tas del Combento y preguntados por dicho Señor por las órdenes, y motibos
            de los exsesos, se sorprehendieron: Vista, y conocida ya por mi alguna debili-
            dad, me arresté á aprender del pelo a Nolverto Aro, quien se defendió con su
            mano en el Zable, cuio golpe mortal, evitó mi muger, ayudando a la prición,
            como también los Chaguas, y criado del Vicario llamado Matías. La seguridad
            de estos presos se hiso en mi casa, su custodia, vigilia, y mantención se debe
            sólo á mis cuidados, y los de mi muger; Y pregunto, se sepultarán en las lú-
            gubres tinieblas del olbido, y desentendencia, estas acciones recomendables,
            dignas de maior premio, y propias de un verdadero patriota?, no puede ser, y
            bamos al caso.
                    Después de la prición regresaron los yndios del depósito de sus rovos,
            y abanzaron al Puente con el destino de pasar a este Pueblo, y sacar sus Capi-
            tanes; son notorios comensando por el Señor Vicario, hasta el mas mínimo del
            Pueblo, los fieles servicios en la defensa del tráncito del Pueblo, en la custodia
            de los presos, en la manutención de los defenzores, agotando mis graneros,
            y mis arvitrios, sin que el mas fiel de este Pueblo me hubiese ayudado en lo
            menor; y si alguno lo hubiese hecho que lo asigne. A los quatro días de esta
            defenza, se lebantó una voz pública, é incapas de obscurecerse, que pedía mi
            cavesa para el sociego del tumulto. No fue suficiente aun para desmaiar de
            la empresa hasta que un segundo clamor de los de esta parte a esa el mismo
            intento, intimidó mi valor, y me hiso proyectar la fuga, dirigiéndome acia el
            Señor Governador Yntendente, y noticiar a Su Señoría los sucesos del Partido.
            Si mis voces, no han tenido el mejor sonido, ha sido por falta de aquella cultu-
            ra propia de los cortesanos; pero abundado en la verdad.
                    En mi regreso de Huánuco, tube el honor de acompañar a Usted en
            su Expedición, dirigir las rutas, y hacerle aquellos deligneamentos útiles, y de
            comodidad á la Expedición. En el arrivo á Pachas, ofrecí mi casa, y todos los
            ausilios que pudiese ministrar mi pequeña suerte: A los pocos días fui asalta-
            do de orden de Usted y preso en esta Cárcel con un par de grillos, aunque a
            mi poco entender no los pedían los Autos de la materia, como más adelante
            patentisaré. Muchos admira, y sorprehende á un fiel vasallo que practica todo
            lo relacionado, y provará según Derecho el desprecio a sus fieles operaciones.





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