Page 57 - La Rebelión de Huanuco - vol 3
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La Rebelión de Huánuco de 1812
            este motivo y en semejante conflicto, no tubo otro recurso que retirarse á una
            casa algo distante del Puente, según lo dise en su confesión, en donde pasó
            toda la noche refugiado, y solamente en la mañana del Domingo se le pudo
            haver visto en la margen opuesta del río junto con los sublevados, procurando
            ocasión oportuna de pasar el Puente, y sin la menor señal que indicase haver
            ofendido a los vesinos de la Ciudad que se hallavan de esta parte, o tener in-
            tención de ofenderlos.
                    Por lo respectivo al hecho de haver acompañado á los Yndios en las
            dos ocasiones que fueron al Aciento de Ambo, se conose a clara luz que le
            infirieron coacsión y violencia para que no se separace de su lado, pues no le
            era pocible ocultarse a su vista siendo muy conosido de todos ellos y mane-
            jándolos cotidianamente por el exercicio de labrador y Mayordomo de Ha-
            ciendas que ha tenido desde su primera jubentud. Si hubiese sido dañada su
            intención, habría ido preparado con armas, y se hubiera colocado en parajes
            donde pudiese hacer una ofenza; pero nadie se ha atrevido a hacerle semejante
            acusación si se le ha obcervado el menor movimiento que pudiese manifestar
            un espíritu de hostilidad. Así lo tiene afirmado en su citada confesión, como
            también que Juan José Castillo, José Rodríguez y Manuel Rodríguez, xefes
            pricipales en aquellos combates, fueron los que lo violentaron, corrovorando
            la verdad de este acierto no podérsele justificar que executarce las órdenes que
            recivió del primero para el acopio de Gente en aquellas iniquas expediciones.
                    Pero suponiendo por un breve momento que le resultase alguna cri-
            minalidad de los dos hechos mencionados, es incontestable que en en el día se
            hallaría vastante conpurgada por el relebante mérito que se ha labrado ingre-
            sando á la Montaña por orden de este Govierno, como práctico y conosedor
            de caminos, en compañia del Comisionado Don Juan Martín Yávar, para la
            aprehención del enunciado Juan José Castillo, los Rodríguez y otros varios
            reos de consequencia, que sin duda no hubieran sido capturados, si hubiese
            faltado la pericia y activa destresa de mi parte. Puede desirce que es devido
            á el felís éxito de las dos expediciones que se han echo con el objeto referi-
            do, pues nada conseguiría el valor de el encargado de la empreza, y el de sus
            auxiliares sin el conosimiento de aquellos parajes inpenetransibles. A esto se
            agrega que mi parte no estava en libertad quando fue remitido a la Montaña,
            sino que se le sacó de la prición después de haverla sufrido muchos días. No se
            le puede disputar el gran servicio que ha hecho a la Patria y al Estado, siendo
            esto de tanto peso que podría contravalansear una culpa mayor que la que se



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