Page 382 - La Rebelión de Huanuco - vol 3
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Volumen 3
Autos criminales contra las personas involucradas en el saqueo de Huánuco
los dolores, y caminando en ella encontró en el suelo un pedaso de sera como
de dos libras, un Espejo, un Cordovan, y un sombrero negro, y cuyas especies
levantó y recervó en su poder hasta después del arrivo del Señor Governa-
dor Yntendente y a los dos días de haver sido encarcelado, restituyéndolas
entonces por interpócita persona a Don Domingo Berrospi; que no andubo
en compañía de los Yndios al tiempo del saqueo, ni vio que persona alguna
de este vesindario hubiese entrado a las tiendas ni participado del rovo; que
es quanto puede declarar con verdad vaxo del Juramento que ha prestado, y
en ella se afirmó y ratificó leyda que le fue su depocición; que no le tocan las
generales de la ley y es de edad de quarenta y quatro años, y la firmó conmigo
y los testigos de mi actuación a falta de Escribano.
Fernandes (Rubricado).
Thomas Pardave (Rubricado).
Testigo: Sebastián Ramírez (Rubricado).
Testigo: Josssef de Arze (Rubricado).
(Al margen)
Ratificación. 13° de José Manuel Ubidia.
Seguidamente comparesió José Manuel Ubidia natural y vesino de
Chachapoyas, y residente en esta Ciudad hace el espacio de un año, de quien
reciví Juramento por Dios Nuestro Señor y una señal de cruz según Derecho
vaxo del qual ofresió decir verdad en quanto supiese y le fuese preguntado,
y haviéndolo sido sobre las personas que concurrieron al Saqueo en los días
23 y 24 de Febrero último y especies rovadas que sé les conosieron dijo: Que
haviendo buelto del Puente de Huayaopampa, en donde estubo de auxilio y
recivió una herida en defenza de la Ciudad, se refugió en la casa de Don Caye-
tano Arteta, y subiendo a los altos encontró en un rincón un Poncho que con-
tenía como media pieza de terciopelo de seda negro de lista ancha, sinco varas
de raso, algunos otros retasos de efectos, un rosario de perlas engarsadas en
oro, un par de sarcillos de piedras, una cadena de oro, con la efigie de Nuestro
Monarca Fernando 7°, y una llave de relox de oro, todo lo que extrajo de allí y
se retiró al Convento de Santo Domingo, en donde le persuadio el Prior Fray
Antonio de la Cadena lo dejase custodiado, y en la noche del lunes inmediato
siguiente lo restituyó al que declara dicho atado, quedándose con la llave del relox,
terciopelo y raso mencionado; que poco tiempo después se encontró el declarante
con José Rodríguez, el Sastre Ulluco, y algunos Yndios, quienes le quitaron con
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