Page 375 - La Rebelión de Huanuco - vol 3
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La Rebelión de Huánuco de 1812
            del Saqueo en el día Domingo 23 pero no el que se executó el lunes 24, por ha-
            verse ocultado á la vista de los Yndios temeroso de que infiriesen algún daño
            en su persona; que el citado día Domingo como a las dos o tres de la tarde
            llegó a la tienda que estava a cargo del finado Don Gabriel Albraldez, y encon-
            tró en ella a Don Manuel Berrospi, sus hijos Don Fernando y Don Domingo,
            Doña Francisca Cartajena, y otras personas, que estavan procurando arrojar
            de allí a los saqueadores, y que a esta sazón salió un Yndio con un atado de
            efectos muy abultado y se le cayó a la Puerta una Pieza de Yndiana y un par de
            botas fuertes, cuyas especies recogió el que declara, y entregó inmediatamente
            a la mencionada Doña Francisca para que las guardace, quien reciviéndolas,
            las arrojó a la parte interior de la tienda, donde estava todavía una porsión cre-
            cida de géneros amontonados y pisoteados; que no entró a alguna otra tienda
            y se vio presizado a separarce citio donde estava, con noticia que tubo de que
            los Yndios havían forsado la Puerta de la suya; que haviendo pasado a élla, la
            encontró desde luego rovada, aunque el declarante de antemano havía puesto
            en seguro las especies de mas importancia, y así fue poco considerable lo que
            le llevaron; que en seguida vio que los Yndios violentaban la Puerta de la tien-
            da del difunto Don Nicolás Quintana, y con el designio de salvar alguna cosa
            movido del agradesimiento a los fabores que devía a dicho finado, se trasladó
            a ella, y aunque expresó a los Yndios que aquella tienda era suya, no le dieron
            crédito en virtud de haverles expuesto un moso hijo de una muger nombrada
            Secilia que vive en el barrio del batán, segun ellos mismos aseguraron que el
            que declara era forastero, y que se producía con falcedad, pues dicha tienda es
            del finado Quintana; que con ese motivo sufrió porsión de golpes, de palo que
            hasta el presente la tienen el cuerpo dolorido; que sin embargo del fatal sucezo
            de su primera resolución se determinó a entrar por segunda vez a la tienda
            de dicho Quintana acompañado del Religioso Fray Marcelo Ureña, y efecti-
            vamente logró salvar medio cajón de chocolate, una Botija de tabaco picado,
            como dos arrovas de insienzo, un colchón, y un Baul vacío con la llave pegada,
            cuyas especies entregó en seguida a Doña Martina Ampudia que vive en la ve-
            sindad; que posteriormente un muchacho nombrado Manuel Caxas aprendiz
            del declarante le notificó haver puesto en salvo algunas cosas pertenecientes
            al mismo Quintana, que sierta muger havía arrojado por una bentana que cae
            al saguán de la casa del Finado Don Manuel Castañeda, enbueltos en una sá-
            bana, las quales se reducían a dos Levitas de maón, un bestido de casimir azul
            y un chaquetón de Cotonia, otro de medio paño verde, un par de calsones de



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