Page 304 - La Rebelión de Huanuco - vol 3
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Volumen  3
                        Autos seguidos sobre el descubrimiento de los autores de la rebelión de Huánuco - Segunda parte
            echo de haverse escondido: La primera en la sexta pregunta apresencia suya,
            y en el acto de entregarle la Bandera oye que le disen se quedaria en la esqui-
            na, dandole á entender, que lo matarian; ultimamente los sinco testigos sin
            escrepancia trata de que José Mirabal llevó la Bandera desde luego; pero con
            el rostro demudado, y medio muerto; Agregase á ésto, que despues de esa ex-
            pedicion, estando la sublevacion en todo su vigor y fuerza, luego que alla pro-
            porcíon, huye mi parte a los montes de Armatanga en Tomayquichua, adonde
            segun el sentir de la testigo Doña Siriaca Martel, pregunta novena tambien lo
            buscavan para matarlo, de donde no regresó hasta que entró Vuestra Señoria
            con su Exercito pacificador. Nada aquestionable tiene el equivoco de escojer
            mi parte la vandera por no llevar Armas á causa de que presisamente fue la
            propuesta dentro su casa, donde los testigos no estavan presentes para oírlo
            ¿Será creible, que aun caveza de Ynsurgentes lo obliguen con inproperios y
            con amenasas a que lleve la vandera? La razon natural se opone á tan nota-
            ble contradicion; porque aser como sequiere caveza de esos Ynsurgentes ni
            se ocultaría de ellos, ni menos lo pretenderán atropellar; por el contrario lo
            respetarían como que a ellos estan obligados, en vírtud de la necesidad que
            tenian de conservarlo como que era la caveza de Ynsurgentes como se le cau-
            sa ¿Como podría apartarse de ellos, ni profugar de sus iniquas operaciones?
            Agregase a todo esto, que tambien se opone a lo que es desorden, la honradés
            que le justifican a mi parte sus testigos. Doña Martína Cortés, Doña Siríaca
            Martel, y Asencio Berrospi; esto sin valerme de lo publico, y notorio, y dela
            publica voz y fama, que ha tenido su conducta en este vecindario, y en el de
            Lima, quando en varias expediciones pasó á servir en la Milicia por díspo-
            cicion del Señor Excelentisimo Virrey del Reyno ¿Como pues apartado este
            subalterno de los principios dela Ynsurreccion, todo entuciasmado en lo legal
            y patriótico, podrá ser manchado con el negro titulo de caveza de Ynsurgen-
            tes? De su conducta y visibles operaciones se podrá creher tan fea mancha?
            El defensor se contempla incapás de convinar paradero tan dificil de explicar;
            porque no es creible que si nos acordamos de su ingreso á Tomayquichua, y
            las demas sircunstancias que quedan propuestas, nadie opinaría, que pueda
            incurrir en crimen tan intempestivo, y feo; y maiormente quando ha sido visto
            su amor Patriotico en la prontitud, que ha tenido de ovedecer ciegamente a los
            Magistrados, que han governado este Partido.
                    A maior abundamiento de lo relatado tenemos que quando los Mo-
            tines Ynsurgentes empesavan á formar sus indignas sacrilegas juntas contra



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