Page 545 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de José Baquíjano y Carrillo
prueba de ello decorándolo con la Cruz de Isabel, mas que por arriba aún no
se había despachado.
En la misma se expresa que el asunto del señor obispo de Michoacán
se va deteniendo en la fiscalía hasta que se lo coma el polvo, pues el único
medio de que se entibie el fuego que han encendido los varios ramos de que se
compone, yo me he fijado en no creer nada de lo que no veo apoyado en datos
muy seguros, así suspendo el juicio sobre esta noticia.
Sevilla, 3 de abril de 1816
Mucho me ha complacido la relación que usted me hace en la suya de
29 del pasado de lo ocurrido en el Consejo en el mismo día señalado para la
vista de nuestro pleito con otro amigo que entiende muy bien de derecho me
indica la debilidad del D. Rufo al mismo tiempo que me elogia la energía y
solidez con que se explicó nuestro Heredia, esto unido a la integridad y luces
de los jueces me hace esperar con tranquilidad prospere la justicia contra los
avances y maniobras de la mala fe.
La única carta que se halle en este correo es la que a usted incluyo en
cumplimiento de su encargo, no sé si será la que se solicitaba, aquí no hay
novedad alguna ni de allá se participa la menor cosa, he oído decir que escri-
ben de Cádiz el que los insurgentes de Buenos Aires habían sido derrotados
completamente por el ejército del Alto Perú y que así lo anunciaba una Gaceta
inglesa, puede que ese escarmiento, el de Cartagena y Morelos los reduzca y
desengañe de sus locas empresas.
Mis expresiones al amigo, a la señora y Miguelito y mande a su afectí-
simo que su mano besa.
Sevilla, 1 de Mayo de 1816
Contesto a la de usted del 26 del presente agradeciendo la actividad
y eficacia con que se ha tirado a cortar todos los efugios que pondrá en obra
Peciña para la detención, pues el que nombre apoderado que conteste es muy
justo y oportuno, y medio de evitar dilaciones y demoras.
Ayer se recibió aquí un oficio del señor conde de Miranda, participan-
do a la ciudad que su majestad había accedido a sus deseos de que entrasen
las señoras infantas a visitar el cuerpo de su abuelo san Fernando y aunque
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