Page 956 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen  7
                                                              Causas criminales contra los rebeldes
            Preguntado, si en la quebrada, donde José Coyo tiene su habitación están to-
            dos los indios alzados, dijo que es cierto que ellos seguían a los del partido de
            Tupa Amaro, y tropa de Sirena y no sabe si de su voluntad propia, o forzados
            que es más natural porque la tropa del rebelde iba arreando la gente que en-
            contraba por fuerza, y matando a la que se resistía seguirle por decir que eran
            de parte de los blancos, por cuya razón maltrató dándole de palos al padre de
            dicho José Coyo, y a su mu /. 7v jer le dió una cuchillada, y responde.

            Preguntado, si .los alcaldes lo prehendieron por alborotador, dijo que no albo-
            rotó, ni entró a la casa del cura, ni hizo otra cosa que lo que consta de dicha su
            confesión, y responde.


            Repreguntado, cómo dice en su confesión ser natural del pueblo de ltuata,
            provincia de Carabaya cuando consta de estos autos ser de un lugar llamado
            Camara, del Arzobispado de Chuquisaca, dijo que la verdad es lo que tiene
            dicho en su confesión y que en ltuata todos le conocen, y tiene su familia allí,
            y responde.


            Y aunque otras varias preguntas y repreguntas que •• le hicieron, como no
            produjo cosa de substancia mandó Su Merced suspender en esta diligencia,
            dejándola abierta para continuar en ella cuando convenga y habiéndosele leí-
            do e interpretado, dijo que se afirma y ratifica en su contexto, y por no saber
            firmar lo hizo dicho Señor con los intérpretes de que doy fe.

            En este estado se le preguntó por qué razón ha omitido en su confesión haber
            ido a casa del cura con la bandera del rebelde, dijo que es cierto que tuvo la
            bandera y que ésta la quitó dicho rebelde en el camino de los que estaban bai-
            lando con ella la vifala, o carnestolendas /. 8 y le dió diciendo que le siguiese
            con ella, y que sería su capitán lo que no le pudo contradecir ni resistir por el
            miedo de que no lo matase y que esta circunstancia no se le previno que debía
            expresar en la confesión, y responde .


            José Miguel de Mendoza
            (rubricado)





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