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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
guntado cómo se llama, de donde es natural y edad, estado y ejercicio tiene, de
dónde ha venido, con qué destino y si sabe la causa de su prisión dijo, llamarse
Francisco Castellanos, que es natural de la doctrina de Vilqui, provincia de
Lampa; que es de edad de dieciocho años, de estado civil soltero, estudiante
manteísta en el Colegio de San Antonio y en el de San Bernardo con ánimo
de ordenarse, que es venido del pueblo de Layo, provincia de Tinta, con el
destino de seguir estudiando y que la causa de su prisión consiste en que ha-
biendo salido el día miércoles quince del corriente para transportarse a esta
ciudad, al pasar por el pueblo de Pampamarca, jurisdicción de la provincia de
Tinta, fue preso por unos hombres que con nombre de soldados le detuvieron
y lo llevaron al pueblo de Tungasuca y casa de José Tupa Amaro, Cacique de
él. Y que lo pusieron en el patio primero en un cuarto sin guardias, porque
la puerta de la calle la tiene cerrada y que en ella estaba parado el Cacique,
repartiendo sueldo a los soldados que tenía mestizos y españoles, que algu-
nos tenían armas y otros no y que reparó que habían ochenta o noventa de
ellos y multitud de indios. Que en el camino encontró muchos de ellos que se
iban a sus pueblos con licencia de Tupa Amaro y con orden de que estuviesen
prevenidos para volver a Tungasuca, luego que por él fuesen llamados. Y que
asimismo iban otros a Tungasuca de los pueblos / . de Langui, Layo, Sangara-
ra, Sicuani, Checacupi y Y anaoca a estar a las disposiciones de Tupa Amaro.
Que al confesante hasta las siete de la noche del citado día se mantuvo preso
y a esa hora se puso a cenar Tupa Amaro en compañía de su hermano suyo,
cuyo nombre ignora, y de otros mozos, sus soldados y de un hombre limeño
vecino del pueblo de Azángaro, que oyó decir era coronel y también estaba
preso, porque lo hizo llevar del camino de Sicuani. Y pudo el confesante lograr
ocasión de ver a Tupa Amaro y le suplicó le diese libertad para venir a esta
ciudad, haciéndole presente que estaba enfermo, de tal suerte que le manifestó
para que se cerciorase de la verdad las llagas que tiene en el caño viril, y que
Tupa Amaro le dijo que al día siguiente le daría soltura con condición de que
trajese una carta para el señor Provisor de este obispado doctor don Juan An-
tonio Tristán y otros papeles, y que habiéndole dado el sí el confesante le hizo
sentar en la mesa y le dio de cenar. Que al día siguiente estuvieron escribiendo
los amanuences de Tupa Amaro hasta las dos de la tarde y un hombre provec-
to ya de edad, de estatura mediana digo regular, estaba dirigiendo y dictando
las cartas y papeles con su capingo blanco de paño. Que los amanuenses eran
los dos amanuenses que tuvo el corregidor difunto de Tinta, a quienes los
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