Page 274 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen 7
Causas criminales contra los rebeldes
[Declaración de Roque Jacinto Juber. Julio 3, 1781].
En la ciudad del Cuzco en tres días del mes de julio de mil setecientos
ochenta y uno, en cumplimiento de lo mandado en el decreto antecedente José
Esteban Escarcena, para la información que tiene ofrecida, presentó por testi-
go a Don Roque Jacinto Juber, de quien le recibí juramento por Dios Nuestro
Señor y una señal de cruz en forma de derecho, so cargo de él prometió decir
verdad en lo que supiese y fuese preguntado y siéndolo al tenor del interroga-
torio antecedente y dijo lo declaro lo siguiente.
1a A la primera pregunta díjo, que es cierto que desde que el re-
belde formó la rebelión, no había persona que transitase por aquellos caminos
a menos de que no fuese con su pase y algunos que por ignorancia querían
pasar sin él perdían sus vidas, como sucedio con varios. Que igualmente es
cierto, que habiendo ido José Esteban Escarcena por el mes de diciembre al
pueblo de Tungasuca a pedirle pase a la mujer del rebelde, en ausencia de éste,
se lo concedió a primera instancia y como después supiese que era plumario
se lo negó enteramente y lo atracó, para que le sirviera en la pluma, lo que sabe
y le consta por haber estado de prisionero en la casa de dicho rebelde y /.76v
responde.
2a A la segunda dijo, que es público y notorio que asi dicho re-
belde, como su mujer, ponían centinelas por los dos caminos y cerros, para
que no dejasen pasar a ningún español y si alguno lo intentase hacer, lo revol-
viesen preso y en su resistencia lo matasen, cuyas órdenes las daban pública-
mente, asi por escrito, cómo de palabra a los indios, los que se hallaban con
este mando, sumamente insolentados y queriendo matar a cada instante a los
españoles y responde.
3a A la tercera dijo, que es muy cierto y le consta por haberlo vis-
to, que cuando el rebelde vino del pueblo de Tungasuca a Piccho, fue la única
vez que dicho José Esteban Eescarcena lo acompañó, a quien no lo vió andar
con ninguna arma ofensiva, ni defensiva, ni menos un traje ostentoso, sino en
el que vino de su tierra. Que igualmente no lo vió en otro ejercicio donde el
rebelde, que en escribir, sin meterse a otra ninguna cosa y responde.
4a A la cuarta dijo, que es cierto, que a todos los españoles que
estaban al lado de dicho rebelde, los amenazaba éste con pena de la vida, en
caso de que no le obedeciesen a sus preceptos y que en cuanto a que los cu-
ras y demás sacerdotes lo obedecían por temor de sus tiranías y que éstos lo
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