Page 272 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen  7
                                                              Causas criminales contra los rebeldes


                    José Esteban Escarcena, en los autos criminales que de orden de la
            Real Justicia se siguen contra mí, sobre imputarseme colución con el rebelde
            y lo demás deducido en ellos, como mas haya lugar en derecho parezco ante
            Vuestra Señoría y digo: que esta causa se halla recibida a prueba y para la que
            me corresponde producir, se ha de servir la justificación de Vuestra Señoría
            mandar que los testigos que presentaré sean examinados al tenor de las pre-
            guntas siguientes.
                    1a     Primeramente, digan si saben o han oido decir, que el once
            de diciembre del año próximo pasado, estando viajando de la ciudad de Are-
            quipa para ésta, (con ocasión de la rebelión que formó José Tupa Amaro, no
            había persona que transitase, sin primero pedirles pase, pues de no ir sin éste,
            perdían evidentemente sus vidas) fui a solicitar dicho pase donde su mujer,
            en ausencia del rebelde su marido, la que habiéndomelo concedido a primera
            instancia me lo negó después, con ocasión de saber era ya escribiente, atracán-
            dome con el fin de que le escribiera.
                    2 a    lten. Digan si es público y notorio, que asi el rebelde como su
            mujer, ponían centinelas por todos los caminos y cerros, con el fin de que si
            algún español pretendiese pasar, aunque fuese sacerdote se lo llevasen preso
            y en su resistencia lo matasen, dando estas órdenes a los indios, asi verbales
            como por escrito y si éstos insolentados las ejecutaban, por cuyo motivo se
            temían el entrar a esta ciudad.
                    3 a    lten. Digan si es cierto, que en el tránsito del camino desde
            Tungasuca a Piccho y fue la única vez que acompañé al rebelde me vieron con
            ninguna arma ofensiva, ni defensiva, ni en traje de obstenta, sino tan solo, en
            el que vine de mi tierra, obedeciendo /.75v al rebelde en lo que se me mandaba
            de asuntos de pluma, sin meterme a otra cosa que fuese perteneciente a sus
            depravados intentos.
                    4 a    Iten. Digan si la causa de obedecerle a aquel rebelde, era por las
            amenazas que hacía de quitarnos la vida, pues aún los señores Párrocoa, due-
            ños de doctrinas y con mando en ellas, lo obedecían y recibían bajo de palio,
            dentrándolo de este modo a los templos y descubriéndole nuestro amo y señor
            sacramentado, lo que es público y notorio.
                    5 a    Iten. Digan si desde los principios de la rebelión, fue por el
            mes de noviembre, usaba dicho rebelde de los títulos o dictados que hasta
            los últimos observó y si cuando a mi me atracó su mujer ya los tenía en uso y



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