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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            cuando estuvo mandando los veinte y tantos hombres, ya cuando los
            mismos soldados de Acomayo le dijeron se podía venir a esta ciudad.
            Dijo no vino por miedo de que los indios no le quitasen la vida, y res-
            ponde.
                    Repreguntósele cómo dice que el miedo de que los indios le quitasen
            la vida fue el motivo de no venirse a nuestro campo, cuando tiene declarado
            que después de haberlo soltado el rebelde fue a ver sus chacras; que se huyó de
            Pucacasa habiendo visto nuestra tropa, teniendo proporción de venirse a ella,
            y últimamente que vino al cerro de Piccho conduciendo una piara de coca
            detrás de toda la tropa, en cuya ocasión pudo, con poca o ninguna contingen-
            cia, venirse a esta ciudad. Dijo que por lo que respecta a la reconvención de
            haber ido a ver sus chacras, en aquella ocasión no tuvo proporción de huirse
            por estar más allá de Tinta y hallarse en los cerros los indios de centinelas;
            que en la de Pucacasa se halló con el mismo inconveniente de estar los indios
            de guardia; y que cuando vino a Piccho no se huyó a esta ciudad porque el
            rebelde no le hiciese cargo de la piara de coca que le había mandado conducir,
            y responde.
                    Hiciéronsele varias reflexiones sobre las inconsecuencias de la ante-
            rior repregunta, y no se le pudo sacar otra cosa positiva.
                    Preguntósele cómo si estaba forzado le envió el rebelde de centinela a
            Pucacasa e igualmente a Acos, con orden al mismo tiempo de que le remitiese
            gente, en cuyo puesto se mantuvo más de un mes, lo que fue bastante tiempo
            para venirse a nuestro campo, mayormente cuando estuvo a su vista, y a pre-
            sencia del confesante se pasaron otros, como consta de estos autos. Dijo que
            erró en no haberse venido a nuestro campo, y responde.
                    Repreguntósele cómo dice erró en no venirse a nuestra tropa, cuando
            tiene confesado que no se huyó por no haber tenido proporción, y no es ve-
            rosímil que uno que está con deseo de ejecutarlo, dejase pasar lo que tantas
            veces ha tenido, y no hubo forma de responder nada.
                    Hízosele cargo cómo dice no deseaba saliese bien el rebelde, cuando le
            cogieron al confesante con las armas defendiendo su partido. Dijo es cierto se
            defendió con el fin de que saliese bien el rebelde; que los dos mozos se huye-
            ron a nuestro campo porque el que confiesa los envió a la orilla del río con el
            fin de observar las operaciones de nuestro campo, y responde.
                    Preguntósele cómo dice no era adicto a la facción del rebelde, cuando
            consta de estos autos que luego que el confesante sabía alguna noticia favora-



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