Page 112 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen 7
Causas criminales contra los rebeldes
pañasen; que a Benitez con una carta que traía de Mendieta, le dijo estuviese
esperando más adelante y saliese al camino a dársela; que en efecto, saliendo el
corregidor de Yanaoca, instó Tupamaro por acompañarlo con todos los demás,
en cuyo tiempo llegó la carta, y Tupamaro volvió a instar fuese a Tungasuca,
que su mujer le esperaba, El corregidor no quiso, y luego que se pasó les dijo
Tupamaro; ¿saben para qué les he llamado? Es para prender a este corregidor
y a todos los demás; y entonces fueron Pablo el Serrano, Manuel Benítez con
los demás y lo prendieron. El confesante se quedó en una quebrada con José y
Juan Tupamaro, y fueron a Tungasuca, donde no entraron hasta las nueve de
la noche, pero el confesante con Tupamaro entraron a casa donde estaba don
Tomás Bejarano, ayudante de aquella doctrina, y luego le envió a que fuese al
canto del pueblo a guardar al corregidor, y a poco envió orden para que lo en-
trasen, y lo pusieron en un cuarto con centinela; que al día siguiente se quizo
ir el confesante a con su mujer, y no se lo permitió Tupamaro, y entones envió
por su mujer. En este día envió a llamar a la Madrid y San Roque, con carta
que escribió Bermúdez, y no quizo firmar el corregidor. En ese día trajeron
presos a Mariano Banda y don Francisco Cisneros. Envió también órdenes a
los pueblos para que viniese gente, la que se juntó en dos días de la provincia
de Tinta, y alguna de Lampa, como tres a cuatro mil indios, y les mandó es-
tar allí a la voz del rey, que tenía cédula suya para prender a los corregidores.
Luego envió a llamar al cura de Pampamarca, quien tuvo varias conferencias
con Tupamaro, lo que sabe el confesante porque veía entrar al cura al cuarto
de Tupamaro y luego al del corregidor; que al día siguiente lo confesó y lo
sacaron a ahorcar, y lo iban auxiliando Bejarano, el cura de Pampamarca, el
ayudante de Yanaoca y el ayudante de Mosocllacta, y entonees se formaron
en la plaza los indios y mestizos, pero el confesante se quedó a la puerta, y lo
ahorcó el zambo Antonio, quien ya estaba en Tungasuca cuando el confesante
fue, y anduvo siempre libre; que entonces se fueron los curas, bien que el de
Pampamarca vino al día siguiente; que luego juntó Tupamaro toda la gente y
se vino para Sangarará, y pasando por la hacienda de Llosequanla, que era de
Juan Esteban Pacheco, la saqueó y quemó la casa; que de allí partieron para
Sangarará, donde se batieron con los nuestros, pero el confesante se estuvo
en un morro hasta que después de haber quemado la iglesia, por consejo de
Bermúdez, bajó el que confiesa a hacer el almuerzo; que después se pasaron a
Tungasuca [tarjado y pasando] por el obraje de Pomacanche, el que embargó
Tupa Amaro, y al confesante lo destinó para cuidar mulas y cebar mates; que
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