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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
En la ciudad del Cuzco, en diez y nueve días del mes de Abril de mil
setecientos ochenta y uno, ante el señor don Benito de la Mata Linares, oidor
de la real audiencia de Lima, hizo comparecer ante sí un hombre preso en este
cuartel, de quien recibió juramento que hizo por Dios y una señal de cruz se-
gún derecho, y habiéndole hecho como se requiere y prometido decir verdad,
siendo preguntado cómo se llama, de dónde es natural, su edad, estado, cali-
dad, y si sabe la causa de su prisión, dijo llamarse Antonio Bastidas, natural
de Pampamarca, en la provincia de Tinta; de más de treinta años; casado con
Francisca Paula Almansa; que es mestizo, y que sabe está preso por causa de
Tupa Amaro, que le ha hecho mandar su gente amenazándole con horca.
Preguntósele desde cuándo está con el rebelde, y responde que desde
el mes de Noviembre, pues estando en Utca, que es en la provincia de Quis-
picanchi, le envió a llamar, y creyendo el confesante que sería para acabar de
pagar veinte y siete pesos que debía al corregidor, bajo a Tungasuca donde
estuvo tres o cuatro días sin que Tupamaro le nablase palabra, al cabo de los
que le dijo el confesante para qué le había llamado, que se quería ir con su mu-
jer a cuidar sus siembras, a lo que le respondió que qué mujer que le había de
hacer, que se quedase, y entonces la mujer de Tupamaro, que es hermana del
confesante, le habló al oído a su marido, y éste dijo para qué se ha de ir. De allí
a tres días preguntó a Saturnito por mal nombre, que se llama Manuel Benítez,
que para qué le habrá llamado, y le dijo que para hacer un chaco de venados
para festejar al corregidor que había de venir a comer, en cuyo tiempo estaba
en Tungasuca don Vicente Mendieta, que había ido a convalecer; que al otro
día, habiendo bajado el corregidor a los altos de Yanaoca, fue Tupamaro para
allá, y el confesante, junto con Ortigoza fueron a cazar, y estando cazando los
llamaron, revolvieron, y al llegar a la casa vieron que todos estaban ensillando
caballos y diciendo que venía el corregidor, y la mujer instaba que se diesen
prisa a alcanzar al corregidor, que su marido había mandado fuesen todos los
mozos, y el confesante fué, y llegaron hasta Yanaoca, a donde los alcanzó el
zambo que ahorcó al corregidor llamado Antonio, diciéndoles no pasasen de
allí que convenía, y la mujer les envió con Manuel Benítez ocho reales para
que tomasen chicha los que estaban allí, que eran Francisco Noguera, Juan
Tupamaro, Diego Tupamaro, Manuel Benítez, Juan Cegarrundo, Francisco
Cegarrundo, Pablo el Serrano, Domingo Benítez, Vicente Aiquipa, Pascual
Escalante, Ascencio Peredo y el confesante, donde estuvieron esperando, y
luego se adelantó Tupamaro a decirles que ya venía el corregidor, le acom-
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