Page 341 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            los pueblos de Tungasuca y Tinta, observó que Micaela Bastidas daba órdenes
            por escrito y de palabra a las / .10 provincias rebeldes, para que aprontasen
            gente para posesionarse de estos dominios, con más rigor que su propio mari-
            do, imponiéndolos penas de muerte si no concurrían a ello. Dictando algunas,
            el testigo, reconvenido por la dicha de que lo había librado de la horca y de la
            muerte que querían darle los indios y a toda su familia. Pero las más de dichas
            órdenes las encaminaban los escribientes Ortigoza, Bermúdez, Banda, Galle-
            guillos, Berdejo y un Esteban por algunos borradores que habían formado. Y
            las que dictó el declarante las repudiaban y volvían a hacer de nuevo, diciendo
            no estar conformes a sus intentos, fomentando la dicha de palabra y con dá-
            divas a los indios para atraerlos a su partido, a que concurrían los expresados
            con los demás parientes y allegados del Rebelde. Y que esto es lo único que
            sabe y puede decir y la verdad, bajo del juramento que tiene hecho, en que se
            afirmó y ratificó, dijo ser de edad de cincuentisiete años, firmólo con su seño-
            ría de que doy fé.

                                                                 Francisco de Cisneros
                                                                          (Rubricado).
                                                             Manuel Espinavete López
                                                                          (Rubricado).


            (Al margen: Declaración de don Manuel de San Roque).

                    Inmediatamente compareció ante su señoría don Manuel de San Ro-
            que, del cual tomó y recibió juramento que hizo por Dios nuestro Señor y una
            señal de cruz, y habiéndolo hecho según derecho y prometido decir verdad,
            siendo preguntado al tenor del auto cabeza de proceso dijo, conoce a Micaela
            Bastidas y que en el tiempo de dos meses y cinco días que lo tuvo preso el re-
            belde Tupa Amaro observó que Micaela Bastidas, su mujer, daba varias órde-
            nes de palabra a los indios concurrentes, todas enderezadas a la conspiración
            que el Rebelde había /.10v maquinado. Excitando a los indios a que pusiesen
            en armas fomentándolo con plata, coca y otras especies comestibles, y que
            aunque se representaban varias quejas de agravios que hacían los indios a los
            españoles y mestizos, jamás vio se aplicase remedio para contenerlos. Que por
            las conversaciones que la dicha tenía con el declarante y otros presos, se deja-
            ba conocer que la pretensión del Rebelde era reinar, que para poderlo hacer



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