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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
posible conseguirla, y no será estraño que en los casos de esta incidencia se
tomen estos arbitrios que en las circunstancias tanto me convienen. Por tan-
to.— A Useñoria Ylustrisima pido y suplico, que consultando a sus piedades
me conmute la prision en que me hallo con suma incomodidad y desconsuelo
en otra del monasterio de Santa Clara, de donde espero que con facilidad me
oyga Useñoria Ylustrisima los descargos que sean de justicia la que pido y
juro a Dios no hacerlo de malicia.— Madre Francisca del Trancito y Valdes
ex-Priora.—
(Al margen: Decreto).
Cuzco y junio diez y seis de mil setecientos ochenta.— Concedese a
esta parte la licencia que pretende de emigrarse a otro monasterio, de donde
podrá satisfacer los cargos que resultan por el manejo que ha tenido el mo-
nasterio y por otras justas causas que a ello nos mueven. En el que guardará
la carcelería sin dar el menor motivo de escandalo; y quando sea conveniente
a su derecho se le oyrá en justicia.— El Obispo.—En dicha ciudad, dia, mes y
año probeyó el decreto desuso el Ylustrisimo Señor Doctor Don Juan Manuel
de Moscoso y Peralta mi Señor Dignisimo Obispo de esta diocesi de que doy
fé.— Ante mi Doctor Antonio de Bustamante Pro.— Secretario.— Ylustrisi-
ma: Entre renglones, emigrada: Enmendado vale.—
Es conforme al original.
Juan Manuel Obispo del Cuzco (Rubricado)
(Al margen: Carta de la Madre Transito dando gracias por haversela
transladado a Santa Thereza).
Ylustrisimo Señor Doctor Don Juan Manuel Moscoso, mi Señor. Mui
señor mio y toda mi atencion, amor y respeto: Segura del piadoso y magna-
nimo corazon de Usia Ylustrissima, postrada a sus plantas con el mayor ren-
dimiento le suplico, que por el amor de Dios y su Santissima Madre y por su
amor y respeto, perdone a esta infeliz pecadora, que reconociendo sus yerros
pide misericordia al Señor, a quien tanto he ofendido; Usia Ylustrisima, que
esta en su lugar me ha de conceder el consuelo del perdon, que pido, como
a tan benigno Padre, olvidando mis pasados yerros y disculpando la ignoran
con que los he cometido. No merezco Padre de mi alma, recibir en su hom-
bros a esta obeja perdida descarriada, sino solo a sus plantas, a las quales me
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