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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
mil setecientos ochenta y dos el Reverendo Obispo, el Cabildo de la Catedral,
y el Ayuntamiento de la mencionada ciudad del Cuzco, cuyo contexto á la
letra es el siguiente.
INFORME DEL OBISPO
Señor. En atención a las repetidas Reales Cédulas expedidas a fin de
que los Obispos informen de las personas beneméritas de estas Provincias,
tanto Eclesiásticas como Seglares, y hallándome á la vista del incontestable
mérito que ha contrahido en los movimientos que se han experimentado en
este Reyno D. Mateo Pumacahua, Cacique y Gobernador del Pueblo de Chin-
chero en la provincia de Calca de este Obispado no puedo menos que poner
en los piadosos oidos de V. M. muchas de sus operaciones que lo hacen acree-
dor a que V. M. las acepte, y premie segun fuere de su Soberano arbitrio.
Este fidelísimo Indio, luego que supo que el infame insurgente Joseph
Gabriel Tupac Amaro venia arrastrando á todos los individuos de los Pueblos,
y pasando á cuchillo á los que no se le querian sujetar, e incendiándoles sus ca-
sas, de que tengo á V. M. menudamente informado, armó su gente, y despues
de inspirarle verdaderos sentimientos de amor, y fidelidad á su legitimo due-
ño, se puso con ella al resguardo de su Pueblo de Chinchero, y de toda aquella
Provincia de Calca, y Lares, que era el blanco del enemigo, así porque ganada
contaba, y con razon, con la toma de esta Ciudad, como porque estando con-
tigua á la de Abancay, y siendo tránsito para esta, que es la garganta por donde
se nos comunicaban los auxilios de la Capital de Lima, lograba impedirlos, y
hacerse incontrastable; pero estos perversos designios supo frustrar Puma-
cahua, discurriendo con infatigable empeño por todos los Pueblos de ambas
Provincias, y aun de la de Urubamba, derrotando á los rebeldes, y haciendose
tan temible aun de la multitud que seguia al infame Tupac Amaro, que llegó a
decir, que solo los clarines de Chinchero eran capaces de aterrarlos, y precipi-
tarlos a la fuga.
Sabido esto por la Junta de Guerra que se formó en esta Ciudad, le
envió las gracias á nombre de V. M. condecorándolo con la insignia de la Real
Medalla, y Banda que le puso el Coronel D. Gabriel Avilés, y desde entonces
se le fiaron varias comisiones, que desempeño con actividad, y fortuna; y ha
sido tal la con que ha caminado, que posteriormente no ha perdido accion en
honor de nuestras armas, servicio de ambas Magestades, y beneficio público.
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