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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            go a su casa y que no tuviese recelo ninguno, que no permitía pasase hombre
            alguno de nuestro campo al otro lado del rio. Avistado que fue nuestro Campa-
            mento, y formado que fue en una baja colina al lado del río, mandó el Rebelde
            suspender la marcha a su exercito a un lado del pueblo, y por mas instancias
            que el Capitan le hizo a que bajase a la orilla del rio, y formase en aquella pam-
            pa su exercito, no quiso, ni su sobrino Andres diciendo era traycion, como la
            que habia practicado el Comandante de la Paz, y asi no pasaban de aquel sitio,
            y que alli fuese el Comandante a los últimos tratados. A vista de este recelo el
            dicho Capitan paso al campo nuestro; hizolo presente al comandante lo que
            pasaba, y bolvio con recado de éste al Rebelde diciendo estrañaba mucho sus
            recelos y desconfianza de la real palabra. Con esto y con las persuaciones de
            dicho Capitan ofreciendo quedar en rehenes en la retaguardia de su exercito,
            durante el Parlamento, logro baxase el Rebelde con parte de su tropa a la orilla
            del Río, dexando el resto en el sitio Altillo formado en batalla, y la retaguar-
            dia de observacion en la cima de un cerro como 200 hombres. En este estado
            paso el Comandante el Rio con el Coronel Casio, y los dos Sargentos mayores
            Martinez y Montufar a tratar con el Rebelde, el que los aguardó en el centro
            de su tropa que bajo circulado de 15 granaderos con fusiles que le rodeaban a
            cavallo, fuera de los indios lanceros que tambien lo rodeaban inmediatos a su
            mula. El Rebelde traía un vestido negro de terciopelo, chuspa de tisu de oro,
            espadin de oro, ebillas de lo mismo y baston con puño de oro. Luego llegó el
            Comandante con los ya referidos, y despues de las generales entraron a tratar
            sobre la pacificacion y demas asuntos del dia, acerca de los quales hablaba con
            tanto denuedo e imperio que denotaba no venir de paz sino de guerra. Pero
            nuestro comandante con mucha sagacidad procuraba contextarle; mas al Co-
            ronel Dn. Mateo Casio que le rebatió una que otra proposicion, le respondio
            el Rebelde con la voz bien alterada y el rostro ceñudo diciendole: Parece que
            Vmd. pretende desde ayer contrarrestar mis Proposiciones y asuntos que he
            propuesto, y acriminarlos por lo que si fuere necesario romperé por todo; lo
            que atendido por el Comandante cortó la disputa y siguio el Parlamento con
            suavidad, reducido casi todo él a lo del dia anterior e instando sobre que se
            retirasen nuestras tropas. Ultimamente dixo el Rebelde que se llamasen todos
            los oficiales, capitanes criollos que hubiesen en el campamento y entre ellos
            se hiciese un papel de los ultimos tratados; a que respondio el Coronel Cosio
            que los Chapetones oficiales no eran de peor condicion que los criollos para
            asistir y firmar dicho papel, a que contexto el Rebelde que viniesen algunos,



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