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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            sin dañar a sus avitantes y aun a los Europeos con quienes no tenian el menor
            rencor y en esto responde.—
                    Repreguntado que este designio no se compadese vien de los Pueblos
            de Sorata, los Yungas, Caracoto, Sapaqui, Pueblos del Rio abajo, en que por un
            rasero mataron a todo español, mestizo, y de cara blanca y que si hubieran
            entrado a la ciudad, en consiguiente hubiesen practicado las mismas atrocida-
            des a red barredera que en aquellos dijo; que en el Pueblo de Sorata, cometie-
            ron esos exesos los dos nominados Yncas, Andres, y Miguel, y que en los otros
            Pueblos los practicaron las comunidades de yndios, sin orden del confezante
            que muchas veses no pudo sujetarlos en su orgullo y boluntariedades por te-
            mor que tenia a su furor y ferozidades tanto que una bez les cercaron para
            matarlos hasta que les satisfiso con una orden de Joseph Gabriel Tupaamaro,
            que mantenia en su poder Juan de Dios Mullupuraca, obligandose azotar, y
            acesinar a los Yndios que querian por tal de complacerlos, y que no hisiesen
            otro tanto con su persona, haviendo sido su determinacion conferir con las
            Justicias de la ciudad para que se quiten la Aduana y reparos de los Corregi-
            dores permaneciendo la obligacion de pagar los tributos a S.M. acudir a la
            mita de Potosy y lo demas de su cargo vien que a los ultimas de la cedicion
            estaban así mismo a quitar la mita de Potosi segun las sugestiones del princi-
            pal rebelado Tupaamaro. Que es cierto mandó fixar horca en el alto de San
            Pedro o de la Paz en el de Quilliquilli y en el Campo de Pampajasi, haviendo
            puesto las comunidades de Yndios otra en el de Callampaia, a un lado de la
            entrada de Lima que en la primera que sale de San Pedro mandó ahorcar seis
            personas, los quatro soldados desertores de San Pedro y dos yndios, uno de
            Jesus de Machaca, por haverse embriagado, y ablado, contra el confesante,
            notando su mala conducta de perseguir a la ciudad, y otro de Calamarca lla-
            mado Thomas porque le ynduciaron de Ladron, pero sin prueba en la de Qui-
            lliquilli, a un yndio sobre que sabia el ydioma Quichoa, por haverle robado un
            Plato oculto en el zeno y a una Yndia cierta porcion de dinero que le arrebató
            en el mercado que tenian de viveres los lebantados en la tercera de Pampajasi,
            aorco igualmente a Quatro: el un yndio por haver vrtado dos surrones de pla-
            ta, de ciento cinquenta pesos cada uno que hasta aora no han parecido y fue-
            ron estraviados del lado de su muger, y poder de los Arineros que le condu-
            cian con ellos desde Pampajasi, para Callampaia, otro yndio asi mismo de la
            Hazienda de Sullcabi, cuio nombre tampoco tiene presente que con el titulo
            de Comandante General, que le havia conferido Juan de Dios Mullupuraca,



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