Page 278 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
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            y menestras de todas especies y algunas harinas. Ya no quiso la gente aguar-
            dar mas la interperie; era en la realidad excesiva. Clamaron todos unanimes,
            particularmente los cochabambinos que con los viveres que habian vendido
            al vecindario estaban cargados de plata.— I viendo nuestro Comandante la
            conmoción fue ya preciso tratar del regreso contra el torrente de los paceños,
            que todos a una voz querian desamparar la ciudad pegandole fuego y salir al
            campo; asi ofrecieron los vecinos ya 25 mil pesos, ya 40 ya 60 mil, cada uno
            por tal que el campamento se mantuviese allí, pero no hubo modo para po-
            derlos complacer ni mucho menos para dar socorro a los sorateños. Pero que
            mas puede decir? Los indios de Pucarani vinieron al campo a pedir perdon y
            trajeron 17 petacas de plata labrada y nueve surrones sellada, de los robos de
            Tupac Catari; y con una prueba tan constante de lealtad y firmeza, aun tuvi-
            mos que venirnos sin poder pasar a darles abrigo y resguardarlos de los indios
            rebeldes que los amenazaban de muerte por el hecho; y ciertamente supimos
            que les habian quemado sus pueblos, llevandose bastantes para ahorcarlos.
            Nos habian ofrecido bastantes carnes, cebada y mulas si se necesitasen y sa-
            litre para hacer pólvora, pero quedaron desconsolados, pues no hubo modo
            para contener la gente. En los citados 38 dias hicimos salidas de esta parte a la
            de Potopoto como algunos soldados de la ciudad para ver si dabamos algun
            golpe a Tupac Catari que se habia refugiado con su gente en aquel paraje; pero
            nada pudo conseguirse porque el indio se habia ido al de los Yungas a con-
            vocar gente, pues, solo tendrá como 30.000 indios y no pudimos avanzar al
            Cerro; habiamos sí, apresado el dia antes a la Virreyna su mujer, con un tuerto
            lampeño maldito, director del rebelde que quedaron presos en La Paz.— Por
            fin se resolvió dejar alli alguna guarnición para que ayude a defender a la pla-
            za sin hacer salidas estando solo a la defensa, con palabras que se les dió de
            volver al socorro a los 40 dias. Ellos a la verdad no quedaron muy contentos,
            pero como se les embarazo la salida, no tuvieron mas que aguantar hasta que
            este auxilio se verifique, no lo aseguro, y no estando alla a los dos meses pe-
            recera la ciudad. Habian caminado en nuestro seguimiento 300 tucumanes,
            y llegaron hasta cerca de Sicasica, y alla se alzaron contra su Comandante el
            Gueños. Tuvo éste que retroceder a Oruro y sus soldados lo siguieron para
            matarlo, en esta pretención oponense los de Oruro, armase una pelea, uno y
            otros que resultaron bastante muertos de parte a parte, habiendose huido los
            que quedaron. Dios lo remedie, que asi son los soldados que tiene Nuestro
            Monarca en Sudamerica. Todo es confusión y cuidado. Yo no pienso salir a



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