Page 222 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen 4
Conclusión de la rebelión
catastrofe de estas Americas: baste decir que todo esto se ha fraguado a la
sombra de los gritos: de tyranicas contribuciones, de ladroneras, y de otros
mil dicterios de esta naturaleza, y asunto que les ha puesto en los labios un
mal montado corazon acia su propia felicidad, y aun seria cosa digna de la mas
aguda observacion que el incognito Republicano, o los que quieran pensar
hoy como él entren en numero de los Declamadores de por vida, o como de
oficio propio contra el exceso de Ymposiciones que va citado.
En estas circunstancias actualmente dominantes, preguntan el Dean
y Cabildo de esta Yglesia, si era juicioso, y bien acordado pensionar al unico
Dios, a la unica Religion, y al unico Soberano q’ profesan, ciertamente en su
corazon, los vulgos de las Provincias como es su brevaje, sus Ganadillos, y la
misera ropilla de que se cubren? Sera justo que en una tan critica situacion se
congregue en la misma Ciudad del Cuzco (Idolo y Norte de todo el Reyno, y
donde se alla en esta hora todo el golfo de su gran peligro) Una Junta dirigida
a establecer tan reboltosas contribuciones como las que intentar poner el in-
nominado Papel? Siendo la cosa mas constante que el solo nombre de Junta
del Cuzco se hizo tan odioso en la primera escena de la Conspiracion que el
eco de ella seria capaz de lebantar en el dia las piedras de los Andes, sin mez-
clarnos en justicia, o desatencion de semejantes producciones?
A la verdad que hallando estos Yndividuos en la presencia del Todo
Poderoso con aquella pureza de intencion, y con aquella intima profesion a
el Ungido del Señor que las inspiran ambas Magestades, no puede dexar de
hacer presente, que hallandose destrosadas las Provincias, asoladas las Semen-
teras, consumidos sus Habitantes de la Hambre y de la Guerra, y encarecidos
al triple y al quadruplo los bastimentos, no podría sugerir la malicia del Ab-
ysmo adbitrio mas acomodado para que tocasemos el unico apice de nuestra
desgracia, que el q’ hace ahora la materia de este Escrito.
Es menester hacernos cargo, q’ la unica Ancora de nuestra defensa, la
componen los pechos de estos Provincianos, que agraviados, en ves de una
gran recompensa, se entregarian infaliblemente a la desesperacion: y seria los
mas alucinados Verdugos de nuestra milagrosa conservacion, y de la misma
heroycidad de su leal constancia. Es menester tener presente, q’ el que estrecha
con rigidez los canales de la substancia para extraer hasta lo sumo, aniquila
el principio que la producen: que el que procura limpiar arrojadamente las
horruras del Cuerpo humano, derrama la sangre que lo vivifica: y en fin quien
discordia, como lo explica todo con preciosa oportunidad un Sagrado Proverbio:
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