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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
Laysequilla cumplio el orden con solo sus 40 hombres de fusil, y como
700 Yndios que encontro en el Cerro mandados por el fiel Cacique de Anta
Dn. Nicolas de Rosas, los que puso a su disposicion. Tres días con sus noches
estuvo este Oficial conteniendo al Rebelde que por instantes lo incomodaba
con amagos, lo cual representó a los Gefes para que le mandasen los auxilios
necesarios.
El dia 7 de Enero como a las 5 de la tarde le mandaron 160 hombres, y
un Pedrero con su artillero.
Esta noche hubo bastante fatiga en velar su Puesto, y el dia ocho a las
once le presento el rebelde la batalla con todo el rigor de su fuerza, y de pri-
mera instancia tuvo ya desalojado a dicho Laysequilla; pero este Oficial vol-
biendo por su honor, animo su gente con el mayor vigor, recupero y rechazo al
Enemigo con un vigoroso fuego hasta la una del dia que el Rebelde bolvio con
mas empeño, y lo puso en estado de volberlo a desalojar, pero no lo consiguió.
En este intermedio pedia Laysequilla a la Ciudad el auxilio que tanto necesita-
ba: la demora en remitirselo era mucha; pero hallandose este Oficial tambien
quisto, y que corrian voces de hallarse muy herido, lo mas de la Chapetonada
y algunos Criollos se violentaron y fueron en su solicitud que llegarian a sitio
como, a las dos y media de la tarde.
Yo arreglado al orden que tenia, monté en mi Cavallo con mis armas, y
bien aperado de municiones me presenté a la puerta del Quartel, y no hallan-
do a ningun Gefe, tire apresuradamente al Cerro de Piccho donde me incor-
poré con el nuevo refuerzo echando pie a tierra, con mi escopeta como el mas
minimo soldado, con lo que recibió gran consuelo, y se animo Laysequilla,
pues el fuego que se hacia era incesante con lo que el Enemigo ya demostró
alguna cobardia, porque los nuestros iban avanzando y ganando algun terreno
del contrario.
En estas fatigas estabamos quando a las cinco de la tarde vino de auxi-
lio la Compañia del Comercio, y un Pedrero. Entro a la Guerra con el mayor
empeño y obediencia al Comandante Laysequilla, asegurandole el Capitan
Dn. Simon Gutierrez que su determinacion y la de todos sus Soldados era
sacrificar sus vidas en defensa de la Religion, Rey y Patria, con cuyo esfuerzo
siguió la batalla hasta la Oracion, dexando a la retirada del rebelde en nuestro
campo seis o siete muertos, y como 30 heridos; pero en el contrario se advir-
tió quedar regado de cadaveres; y estando ya para retirarnos vino una bala
de cañon que partio por el pecho a un soldado que estaba a mi derecha, de
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